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27 de diciembre de 2017

Saldremos a la lluvia

Toca decirle adiós al 2017. Quedarse con lo bueno. Enterrar lo malo. Abrir las ventanas y dejar que entren nuevos aires. Así que, aquí te espero 2018. Lista para lo que venga.

Porque si llueve. Si llueve. Saldremos a la lluvia.



Y si llueve saldremos a la lluvia 
A lavar las vidas que van acumulando mugre
de palo de gallinero.
Tanta mentira, tanto fingir, tanto desastre. 
Desnudos sobre el mascarón de proa 
Lamiendo con la punta de la lengua
El tinte que desprende la máscara
si arrecia el viento norte abajo telas
calzarse botas y esgrimir las hachas
sobre la superficie caminamos
que sobre la superficie nos salvamos.




No solo pueden ellos
y mejor si no hay motores, tenemos velas.
No solo pueden ellos
y mejor si no hay motores tenemos velas.
Bajo nosotros los huesos y las piedras
que son los sedimentos de nuestra incierta gloria.

Y si llueve saldremos a la lluvia
a vaciar el semillero de sonrisas y a esperar cosecha,
en la silla de parar las prisas.
Tanto correr, tanto asentir, tanto quemarse.
El viento te traerá nuevos encuentros,
amores nuevos y una vida dulce,
más plena cuanto menos soberbia
si arrecia el viento norte abajo velas
calzarse botas y enarbolar hachas
sobre la superficie nos salvamos desde lo más profundo respirando

No solo pueden ellos
y mejor si no hay motores, tenemos velas.
Bajo nosotros los huesos y las piedras
que son los sedimentos de nuestra incierta gloria.
Bajo nosotros tejidos los momentos 
que manan de la calma lo único que cuenta

No solo pueden ellos
y mejor si no hay motores, tenemos velas.
No sólo pueden ellos
y mejor si no hay motores, tenemos velas.
Bajo nosotros las huellas y las piedras
serán el rudimento de nuestra incierta gloria.
bajo nosotros tejidos los momentos
que manan de la calma lo único que cuenta.

19 de diciembre de 2017

Mejores lecturas - 2017

Estoy bastante satisfecha con este año lector. He leído menos (casi ochenta libros) pero han sido lecturas mucho más variadas y satisfactorias, en general. Así que os dejo aquí un resumen de los libros más destacados de este año, aunque no los haya reseñado todos.

Ha sido especialmente fácil elegir mi mejor lectura de 2017. Tan poca vida, de Hanya Yanagihara no tiene rival. Es la novela. Tantas novedades editoriales la han ido relegando y eliminando de las estanterías, pero Miss Brandon me ha chivado que a primeros de 2018 habrá edición de bolsillo. Tengo bastante curiosidad por ver sus mil páginas en tamaño reducido... Espero que la editorial que lo haga ofrezca una edición de calidad. En cualquier caso, si no os habéis atrevido aún, no la dejéis pasar durante más tiempo. Preparad el corazón para una buena resaca. 

He intentado diferenciar el resto de lecturas por géneros.




En narrativa, quiero destacar Esplendor, de Margaret Mazzantini. Siempre digo que, si me hubiera unido a la iniciativa Adopta a una autora, yo adoptaría sin ninguna duda a Mazzantini. Su prosa, su detallismo, su sensibilidad, los mensajes implícitos, su capacidad para sorprender en cada una de sus novelas, la hace única. 

Es una autora que pasa desapercibida... hasta que la leéis por primera vez y ya no te suelta. Su última novela es una delicia.

Quienes hemos seguido a Jojo Moyes desde el principio -antes de que Yo antes de ti le diera el empujón definitivo y de que su editorial en España regale ejemplares a las bloggers a cascoporro inundando las redes de publicidad vacía- no podíamos dejar pasar La chica que dejaste atrás.

Nada parece resistírsele a esta autora cuyo estilo, más sentimental que romántico en mi opinión, es su marca personal.  La chica que dejaste atrás tiene romance, mezcla pasado y presente y transmite mucha emoción.

Kent Haruf y sus dos novelas traducidas y publicadas en España, Nosotros en la noche y La canción de la llanura, han sido el gran descubrimiento del año. Puede que su sencillez y su estructura carente de espacios y guiones que separen los diálogos del resto del texto resulten incómodos a ciertos lectores, pero a mí me ha conquistado. Eso y la manera de transmitir la belleza de lo cotidanio y la humanidad de sus personajes.

En mi opinión, es uno de esos autores en los que menos, es más.



Qué sorpresa tan inesperada fue Esperando a Robert Capa, de Susana Fortes. Un ejemplo de cómo sacar lo mejor de dos personajes reales -Robert Capa y Gerda Taro-, darle rigor histórico, ambientar una época y conseguir emocionar hasta el final. Tal fue el interés que suscitaron ambos protagonistas que acabé devorando la muy recomendable Sangre y champán: La vida y época de Robert Capa, de Alex Kershaw.


En el último momento, casi sin esperarlo, se ha colado La extraña desaparición de Esme Lennox, de Maggie O`Farrell. Una novela corta, con una historia triste y emotiva que pone voz a lo que les ocurría a aquellas mujeres que eran demasiado incómodas en su época por no adaptarse a las reglas de lo que se esperaba de ellas: obediencia, respeto, matrimonio, familia y carecer de cualquier otra inquietud o interés. Un broche perfecto para finalizar el año.                                                       


Nunca pensé que me interesaría leer sobre la vida de personajes más o menos relevantes. Las biografías o autobiografías siempre habían estado alejadas de mi radar lector. Pero este año tengo que destacar lecturas que se centran en la vida de sus protagonistas y de protagonistas que hablan de su vida creando un estilo que creo -no estoy muy segura del todo- que se denomina autoficción.



Miss Brandon me descubrió a Rosa Montero y yo le asigné el merecido título de ser una "contadora de historias". Su obra La ridícula idea de no volver a verte -centrada en la figura de Marie Curie pero con interesantes reflexiones feministas y sobre el duelo y la pérdida- fue amor al primer capítulo.

En la estantería ya esperan otras novelas suyas y este año también han caído sus obras Historias de mujeres y La carne. Dejaos tentar por ella y su arrolladora personalidad.



Luego vinieron Trevor Noah y James Rhodes con Prohibido nacer y Fugas o la ansiedad de sentirse vivo, respectivamente.
Trevor me sorprendió no tanto por su narrativa como por los hechos que rodean su infancia y James... bueno, siento debilidad por él y solo puedo decir que sigo siendo fan de su sinceridad radical, su honestidad y su bendito cinismo que tantas sonrisas me arrancan.



Este blog empezó recomendando casi en exclusiva novela romántica y, a estas alturas, por razones que todos conocéis, apenas si le presto atención al género. Pero sí quería hacerles un hueco a tres autoras: Laura Esparza, Marisa Sicilia y Marisa Grey. Con  Bajo el sol de medianoche, Marisa Grey me llevó a las inhóspitas tierras del Yukón y al San Francisco de finales del s.XIX y me hizo creer que hay lugar para las segundas oportunidades. Una novela perfecta para leer en esta estación del año.


El último baile, de Marisa Sicilia, tendrá siempre un rincón muy especial en mi corazón y en mi memoria. Es muy fácil decirlo y sentirlo cuando has tenido el honor de acompañar a su autora en la presentación, cuando lo has visto nacer en forma de manuscrito y acabar formando parte de las estanterías de las librerías y de otros lectores. Tenía que estar aquí porque esta entrada habla de lo mejor de 2017 y, El último baile, me recuerda lo afortunada que soy de estar rodeada de personas extraordinarias.
Pienso que Andreas y Lily bien podrían encontrarse ahora mismo frente a la Wiener Riesenrad sin saber que a miles de kilómetros se cuenta su historia, ambientada en la bella Viena y el desenfrenado Berlín durante el período de entreguerras. Deberíais conocerla. 



Y por último, está Laura Esparza, que cada vez que publica me hace pasar algunos de los mejores momentos lectores. Es un ejemplo de que puedes coger todos los clichés del género y usarlos completamente en beneficio de la obra y de sus protagonistas. Y de que existen autopublicados que cuidan hasta el último detalle antes de poner su obra a la venta. ¡Piratas! es una lectura que releeré y recomendaré incansablemente, con una sonrisa en los labios.

Todas están aquí por méritos propios, tan fáciles de probar como invitaros a leerlas y que juzguéis vosotros mismos si no merecen un lugar destacado dentro de todo lo que se ha publicado -que ha sido incontable- este año bajo el sello romántico.


Voy poniendo punto y final a este resumen hablando de clásicos y de lecturas obligatorias. Dentro de los clásicos, ha sido un placer descubrir a Irène Némirovsky - El baile y Jezabel- o Marguerite Duras - Hiroshima mon amour y El amante -. 
En cuanto a obras que todo lector debería leer al menos una vez en la vida, están Una habitación propia, de Virginia Wolf,  El cuento de la criada, de Margaret Atwood y Los hombres me explican cosas, de Rebecca Solnit.





La poesía vino de la mano de Rupi Kaur y su Otras maneras de usar la boca. Un poemario contundente y corto que habla de amor, de abusos sexuales, de conflictos familiares, de situaciones cotidianas...
Me empapé del feminismo implícito y la fuerza de  La escala de Mohs de Gata Cattana.
Y también de la preciosa mini edición En esta noche, en este mundo, de Alejandra Pizarnik.


 

Antes de terminar, quiero haceros una confesión. Nunca creí que llegaría el día en que el contenido de un libro me trastornara tanto que no sintiera fuerzas para recomendarlo ni criterio para puntuarlo. Normalmente hablamos de si una obra te gusta mucho o poco, si podrías recomendarla a tal o cual persona según sus gustos. Pero este año me he encontrado con un libro absolutamente perturbador y  necesario. Hay que hablar de lo que ocurre, de los temas que hasta ahora han sido tabúes, de cómo enfrentarlos o al menos decir que existen aunque no queramos ser conscientes de ello. Aun así ha resultado imposible recomendar ni reseñar: Diario de un incesto. La historia de una mujer sometida a los abusos sexuales de su padre desde que era una niña. Leerla es una muestra de los daños que puede provocar una experiencia como esa. Para bien o para mal, será una lectura que recuerde por su crudeza, que despertó sensaciones muy contradictorias y que de vez en cuando vuelve a mi cabeza. Por eso está aquí y cierra la entrada.

Porque en 2017, en este blog, se ha hablado mucho de lo que nadie - editoriales, lectores y bloggers- quiere ver ni oír hablar, se ha puesto el foco en aquello de lo que nadie quiere debatir y poner freno. Porque seguiré defendiendo la idea de que hay que hablar de lo incómodo si pretendemos cambiar algo.

Y para vosotros, ¿cuáles han sido las lecturas más destacadas de 2017?



9 de diciembre de 2017

Hacer balance

En los días malos, quiero tirar la toalla.
Quiero despedirme del blog, desaparecer de las redes
Cerrar la boca, no decir lo que pienso
Evitar así que el resto, callado, saque palomitas y contemple el espectáculo
En los días malos, todo me parece frívolo, vacío y sin sentido
Y el mundo se va a la mierda. Literalmente.
Miro aquí y allá, elimino contactos aquí y allá. Limpio. Evito el ruido.
Todo son nubes y sombras.

En los días buenos algo o alguien te salva
Qué suerte tener personas en tu vida que te digan: no desistas, no te rindas, persiste. Respira.
Escuchas esa canción. Contemplas esa fotografía.
Toda esa belleza a nuestro alrededor y nosotros empeñados en nuestro ombligo
Tanta inspiración y emoción a nuestro alcance: un poema, una exposición, una serie de televisión, una novela, una charla con aquellas personas a quienes no ves o no dedicas el tiempo que deberías.
Puedes sentirlo. Esa conexión.
Los grandes eventos están sobrevalorados.
En los días buenos, tienes una tabla de salvación a la que agarrarte

Confío en que la luz me siga trayendo de vuelta. Y no me suelte.




(...)
If you go
If you go your way and I go mine
Are we so
Are we so helpless against the tide

Si te vas
Si te vas por tu camino y yo por el mío
Estamos tan...
Estamos tan indefensos contra la marea









6 de diciembre de 2017

Pequeñas historias



Me has invadido.

Pienso en extender un mapa
sobre la mesa de la cocina.
Un mapa físico de mi cuerpo
que describa las zonas
por las que transitas
destruyéndolo todo.

Las áreas que ya fueron
castigadas por otros ataques,
las zonas arrasadas
y finalmente lo poco que queda.

Me gustaría que lo recordaras.

Laura Franco Carrión




LAS CICATRICES 

No hay cicatriz, por brutal que parezca, 
que no encierre belleza. 
Una historia puntual se cuenta en ella, 
algún dolor. Pero también su fin. 

Las cicatrices, pues, son  las costuras  
de la memoria, 
un remate imperfecto que nos sana
dañándonos. La forma
que el tiempo encuentra 
de que nunca olvidemos las heridas.

Piedad Bonnett







25 de noviembre de 2017

25N. Hablemos de eliminar la violencia contra la mujer. Hablemos de revisar los roles románticos.

Me levanto temprano, enciendo el ordenador y el doodle del buscador me recuerda que hoy es el 455º aniversario del nacimiento de Lope de Vega. Hoy, 25 de noviembre, Día Internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer, Google da protagonismo al aniversario del nacimiento de un escritor al que nunca le ha faltado reconocimiento. No me sorprende.

Abro Facebook y, como cada día, desayuno mientras leo un nuevo caso de violencia de género, de acoso o de asesinato de mujeres y/o hijos a manos de sus parejas o ex-parejas. Enciendo la televisión y hay más de lo mismo, aunque la sección de deportes -ese tiempo de ocio masculino con dosis extra de testosterona- debe mantener su tiempo especial en los informativos. También tomo nota de la publicidad dirigida a las mujeres: cremas antiarrugas, dietas milagrosas, perfumes, productos de limpieza, familias felices de entre treinta y cuarenta años con dos hijos y perro. Todo un ideal de vida. Porque si queremos dosis de realidad, para eso ya tenemos First Dates. O los tutoriales sobre cómo maquillarte y conseguir que tu cara sea la de otra mujer mejor que tú (más bella, más atractiva, más exitosa, más deseable para un hombre).

La semana pasada asistí al XXVIII Feminario de la Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres, celebrado en Córdoba, bajo la premisa "Razones para no dar cumplimiento al mandato patriarcal". Todavía me dura la resaca. Con independencia de la mayor o menor afinidad política y de su discurso, asistir durante tres días al evento fue una experiencia reveladora en muchos sentidos. Porque la cuestión feminista no parece que interese a los hombres (cuya falta de asistencia fue más que evidente), y tampoco a las mujeres. Y esto último lo digo porque en las conversaciones de pasillo, las mujeres orgullosas de ser feministas y de intentar cambiar su entorno, estamos cansadas de sentirnos solas. De estar solas. Qué incómodas podemos llegar a ser cuando intentamos visibilizar la situación de las mujeres y hacérselo saber a quienes ven en ello un signo de radicalidad. Amas de casa cuyo trabajo es ninguneado, empleadas de hogar fuera del régimen general, mujeres profesionales de cualquier sector que recurren a la reducción de jornada o a las excedencias para cuidar a los hijos (con el consiguiente empobrecimiento económico), mujeres obligadas a ejercer la prostitución (y que todavía tengamos que seguir oyendo que se trata del "oficio más antiguo del mundo"), vientres de alquiler, mujeres usadas como arma de guerra en los conflictos bélicos (de nuevo un eufemismo para no decir claramente que se las viola, maltrata y asesina con total impunidad).

¿Pero esto no es un blog sobre libros? De eso también podemos hablar (y no voy a entrar en temas como la publicidad, el cine y demás medios que también son causa del problema). De los ideales románticos que tan poco se cumplen en la vida real y que tanto daño hacen a las lectoras. Podéis decir: sabemos que es ficción, sabemos que la vida no es como en los libros. Discrepo. 

Solo voy a dar tres datos que se dieron en el Feminario

- La edad media en la que los menores varones empiezan a consumir porno está en los ocho años. Sí, podéis abrir los ojos como platos. 
- Cuando a los adolescentes se les pide que se dibujen y que señalen qué partes del cuerpo no les gusta, nos encontramos con que los chicos señalan partes como las orejas o los pies. Del resto están bastante satisfechos. Pero cuando se trata de las chicas, la lista se amplía considerablemente: nalgas, pechos, rostro, trasero, cintura...
- Cuando una terapeuta pregunta a las chicas qué esperan del amor, de su pareja, contestan cosas como: que las cuide y proteja, que las respete, que las trate bien. Cuando esa misma pregunta se hace a los chicos, éstos coinciden en una única cosa: fidelidad.

¿Os suena? Es el ideal romántico por excelencia. Las lectoras de novela romántica estamos muy familiarizadas con estos temas. Solo diré que, como ejemplo de relaciones tóxicas y de perfil abusador se encuentran los best seller llevados al cine Crepúsculo y 50 sombras de Grey. Podemos seguir mirando hacia otro lado y defender que solo es ficción y entretenimiento.

La novela romántica, en general, está plagada de clichés machistas: protagonistas masculinos que se pasan de intensos, celosos, con tendencia a ser violentos (especialmente cuando se trata de "salvar a la chica"), con mucho músculo y muy versados en eso de practicar sexo -normalmente porque su vida sexual ha sido especialmente activa, algo normal si eres hombre, claro-, y que necesitan ser redimidos por una buena protagonista femenina. Ella tiene que ser dulce y un poco inocente, atractiva (mejor si ella no se da cuenta de que lo es), dispuesta a dejarse impresionar por todas las cualidades del varón (incluida que se les funda el cerebro y dejen de pensar cuando mantienen relaciones sexuales), dispuesta a perdonar sus celos, sus deslices y a dejar que sus proyectos queden relegados en nombre del amor y la familia. Porque un final feliz supone pasar por la vicaria y tener una descendencia con toda la maravillosa carga genética del protagonista masculino. Fijaos en las posturas de las portadas románticas: ellas sumisas, dejándose abrazar, dejándose proteger, casi deslumbradas por la suerte que tienen al tener a ese hombre para ellas. Eso cuando no se trata del macho alfa marcando músculo. Y, recordad, para que se cumpla la perfección, él tiene que tener un trabajo que sea sinónimo de dinero, posición social (ejecutivos, directores, empresarios) o protección (policías, soldados, médicos...). De ella nos vale con que sea secretaria o que explote su vena artística (pintoras, fotógrafas...) y que les importe mucho la familia: que sean buenas hijas, hermanas, nietas... En la novela histórica puede entenderse y defenderse por cuestiones de época, pero en el caso de la romántica contemporánea no le puedo dar explicación.
A modo de ejemplo, en la última novela romántica que sufrí, ella era camarera (y pintora en sus ratos libres para luchar contra sus traumas) y él (espero no dejarme nada): mecánico, ex-marine, camarero, paramédico y aspirante a bombero. Como novela, era tal el despropósito que en Goodreads me limité a dejar constancia de algunas de las frases y escenas machistas que se intentaban colar como románticas. Os aviso de que muchas lectoras la han valorado con cinco estrellas.
Estoy segura de que habéis leído novelas románticas que cumplen al menos con un par de estos clichés y otras que los sobrepasan. 

Y si queréis seguimos hablando del lenguaje. Podemos hablar de que ahora lo que se lleva es llenar las novelas románticas de expresiones como: follar, mamada, cachondo/a, puta, zorra... y demás lindezas, intentando que pasen como "coloquiales". Permaneced durante cinco minutos al lado de un grupo de adolescentes y fijaos cómo hablan, cómo tratan a las chicas y cómo hablan de ellas cuando no están presentes. 
¿Queréis otro dato dado por una terapeuta en el Feminario? La mayor parte de las chicas mantienen relaciones sexuales antes de lo que quisieran (la media está por debajo de los quince años) y suelen hacer "cosas" que no desean o con las que no encuentran ninguna satisfacción, pero lo hacen porque "no quieren perder al chico". Ahora pensad en la cantidad de porno que consumen los chicos y en su contenido. Porno pensado por hombres y dirigido a hombres, donde las actrices simplemente son usadas para dar placer al hombre. Mirad cómo están las carreteras de este país. El PIB español subió considerablemente cuando se incluyó la prostitución entre los datos a tener en cuenta para su contabilización.

Queda mucho camino por recorrer y mucho por hacer. Mi blog hoy se viste de violeta. Éste es mi pequeñísimo grano de arena para denunciar la invisibilidad consciente de la violencia de género (no sirve de nada que cada día haya una noticia si no se toman otras medidas) y los roles que deberían de empezar a revisarse en la novela romántica (escrita por mujeres para mujeres, salvo contadas excepciones). Porque todos sabemos que su público son lectoras de muy diversas edades. Porque no podemos seguir dando la imagen de que posesión, celos y maltrato verbal son sinónimos de amor y pasión. Porque las mujeres no necesitan que su pareja las proteja de otros hombres. Lo que necesitan es ser libres, ser independientes y dejar de creer que tienen que cumplir con los roles de la perfección. Lo que necesitan son hombres que dejen de considerarlas objetos, cosas de su propiedad, cosas por las que pueden pagar y usar a su antojo. Lo que necesitan es que la violencia ejercida sobre ellas no quede impune.









7 de noviembre de 2017

El amor no sabe de género ni edad.

Me he pasado parte de mi vida lectora leyendo novelas románticas del estilo: chico conoce a chica, chico y chica se enamoran, conflicto, resolución, final feliz. Esos suelen ser los ingredientes. Pareja heterosexual, joven, y en diferentes épocas históricas que suele ser lo que diferencian unas obras de otras.

Hoy os traigo dos recomendaciones, dos historias de amor (y digo bien, ya que no entran en el canon de novela romántica) alejadas de todo eso. La primera, porque se trata de una pareja gay (aunque no me olvido de otras novelas con protagonistas homosexuales y que también he leído este año como Tan poca vida o Esplendor). La segunda, porque los protagonistas han pasado sobradamente el umbral de la madurez.


EL CORREDOR DE FONDO

Patricia Nell Warren

El corredor de fondo es casi sin ninguna duda la más famosa, aclamada y exitosa historia de amor gay de todos los tiempos. Surgida tras el encuentro de Patricia Nell Warren con un atleta gay, la autora ha sabido captar la complejidad y tortuosidad de las relaciones homosexuales, enfrentadas y obstaculizadas por una sociedad poco dada a conceder un cuestionamiento o ruptura de sus estructuras. Harlan Brown, estricto entrenador de atletismo, y Billy Sive, atleta gay, serán los dos protagonistas y héroes de esta historia, que deben llevar a cabo su particular carrera contra los prejuicios y la incomprensión de los que les rodean, para poder no sólo llevar a cabo su amor sino también la participación en los Juegos Olímpicos de 1976. Traducida a nueve lenguas y con más de diez millones de ejemplares vendidos.
El corredor de fondo trasciende el simple fenómeno de masas para convertirse en todo un ejercicio de vindicación a través de la prosa.
Harlan Brown es un estricto entrenador de atletismo que huye de su pasado en una pequeña universidad. Billy Sive es un joven y destacado atleta gay, a quien no le importa que su condición sexual se haga pública. Cuando se enamoran, inician una carrera contra el odio y los prejuicios que les llevará hasta los Juegos Olímpicos de 1976 y hacia un final sorprendente y devastador.

Nunca había oído hablar de esta novela hasta que la autora Caroline March habló de ella en las redes y la recomendó con vehemencia. Leí la sinopsis, encontré un ejemplar en buen estado de segunda mano y tenía la espinita de no haberla traído al blog.

El corredor de fondo es una historia redonda. Trata las relaciones homosexuales, las consecuencias de la homofobia, la situación de miles de hombres que se enfrentan al reto de mostrar sus inclinaciones sexuales ante una sociedad (en este caso, la estadounidense) más que dispuesta a censurarles y condenarles al ostracismo social. La novela fue publicada en 1974. Imagino la repercusión que tuvo en su día. Porque ponía el foco en otro tabú: la homosexualidad en el deporte.

En el prólogo - que además es una de las mejores partes de la novela y que habla de otro tema difícil como es el SIDA - la autora dice:

Es una pregunta que asusta: ¿de qué forma afecta a los demás lo que hacemos? A veces, se trata de algo imprevisto: un excursionista enciende un fuego para entrar en calor y las llamas provocan un incendio forestal que destruye medio municipio y medio centenar de hogares. A menudo, sin embargo, nuestros actos son deliberados: un predicador fundamentalista sabe que su discurso exaltado provocará una reacción en cadena como resultado de la cual un chico gay o una chica lesbiana recibirán una paliza en el pasillo de cualquier escuela. La línea que separa la responsabilidad de la culpabilidad es muy delicada y nuestra cultura vive en el lado de la culpabilidad.

Pero, ante todo, El corredor de fondo es la historia de Harlan y Billy. El entrenador y el atleta. Una relación difícil al principio, por la diferencia de edad, por el propio rol que cada uno tiene en la universidad. Harlan intenta mostrarse racional, es consciente de su propio pasado, quiere negar sus sentimientos y se muestra inseguro y frágil ante la oportunidad que le brinda dejar una puerta abierta al amor. Billy, por el contrario, es como un soplo de aire fresco, joven, tenaz, libre y decidido a luchar por esa relación y hacerla pública. Es una novela fantástica, aunque ya en la sinopsis advierte de un final sorprendente y devastador. Patricia Nell consigue transmitir la autenticidad de ese amor, se aleja del idealismo del amor romántico y lo que nos deja son los sentimientos y emociones a flor de piel. El ejemplo y la lucha de Harlan y Billy. Ellos dos contra el mundo.Y también es una lección sobre atletismo, deporte y competición olímpica.
Mientras la leía pensaba en todos aquellos que reducen la lucha del colectivo LGTB a las imágenes sesgadas y frívolas que ofrecen los medios de comunicación el día del  orgullo gay. Por eso, libros como estos son necesarios. Porque el amor no sabe de género.

NOSOTROS EN LA NOCHE

Kent Haruf

Louis Waters y Addie Moore llevan gran parte de su vida siendo vecinos en la apacible localidad de Holt, en Colorado. Ambos enviudaron hace años y acaban de franquear las puertas de la vejez, por lo que no han tenido más opción que acostumbrarse a estar solos, sobre todo en las horas más difíciles, después del anochecer. Pero Addie no está dispuesta a conformarse. De la forma más natural, decide hacer una inesperada visita a su vecino: «Me preguntaba si vendrías a pasar las noches conmigo. Y hablar...». Ante tan sorprendente propuesta, Louis no puede hacer otra cosa que acceder.
Al principio se sienten extraños, pero noche tras noche van conociéndose de nuevo: hablan de su juventud y sus matrimonios, de sus esperanzas pasadas y sus miedos presentes, de sus logros y errores. La intimidad entre ambos va creciendo y, a pesar de las habladurías de los vecinos y la incomprensión de sus propios hijos, vislumbran la posibilidad real de pasar juntos el resto de sus días.
En los últimos días, Kent Haruf me ha conquistado con sus dos únicas obras traducidas y publicadas en España: Nosotros en la noche y La canción de la llanura.

Nosotros en la noche es una novela corta, menos de ciento cincuenta páginas, que nos adentra en la maravillosa relación de Louis y su vecina Addie. Es difícil aportar algo más a una sinopsis tan completa sin destripar nada, pero sí os diré que, en mi caso, la magia está en la forma de narrar de Haruf. Lo hace con una sencillez y delicadeza que te envuelve y transporta. De hecho, lo que me llevó a la novela fue uno de los kindle flash de amazon. No terminaba de decidirme, así que opté por leer el fragmento de prueba y hubo algo que me atrapó. El autor nos presenta a dos ancianos que pueden seguir viviendo solos pero que descubren que es mejor hacerlo en compañía el uno del otro. Así que vamos conociendo pequeños detalles de sus vidas, nos metemos en ese dormitorio que comparten cada noche y somos cómplices de sus confesiones y pequeñas charlas. Y también vemos la injerencia de los hijos. Los hijos, en general, siempre hemos dejado mucho que desear y, aquí, el personaje de Gene es todo un ejemplo de egoísmo.

Nosotros en la noche habla de la soledad, de los prejuicios, de segundas oportunidades, de los pequeños sacrificios que realizamos esperando ser felices o simplemente contentar a otros, de las trampas del matrimonio y la relación con los hijos. Fue la última novela que escribió su autor y falleció antes de poder verla publicada. Y es una lectura que nos recuerda que el amor tampoco sabe de edad.

Y no sé por qué, pero cuando terminé Nosotros en la noche recordé la canción de Antony and The Johnsons: "Hope There's Someone"




29 de octubre de 2017

La escala de Mohs - Gata Cattana

La primera vez que escuché hablar de Gata Cattana fue en la pasada edición de Cosmopoética celebrada en Córdoba. Y lo hacía unida a la palabra homenaje. El que le hicieron a ella y a José Ignacio Montoto (1979-2017). Tenían algunas cosas en común: eran jóvenes, poetas, cordobeses, con talento... y han fallecido este mismo año por problemas cardíacos.

Unos días después, mi madre me regalaba La escala de Mohs, o lo que es lo mismo, me regalaba un poquito del talento que ha dejado Ana Isabel García Llorente, conocida con los nombres artísticos Gata Cattana o Ana Sforza. Dice su biografía:

(Adamuz, Córdoba, 1991 - Madrid, 2017)
Graduada en Ciencias Políticas por la Universidad de Granada y Máster en Política internacional y resolución de conflictos por la Universidad Complutense de Madrid.
Era una artista polifacética y comprometida con la sociedad, hija de una generación perdida y transgresora en un género musical al que ella dio brillo añadiendo toques flamencos, electrónicos y latinos, sabiendo encajar todo esto haciéndolo suyo.
Ella: culta, feminista, políticamente incorrecta, amante de los quejidos... Compaginaba su trabajo musical dentro del RAP con la poesía, participando en recitales y eventos de SlamPoetry, torneos poéticos en los que los oponentes se enfrentan a través de recitales dramatizados, donde supo destacar por su destreza y sensibilidad, consiguiendo así hacerse con el panorama del momento.

La edición de Arscesis Editorial y su disco Banzai han salido a la luz sin que ella haya podido disfrutar de ver un sueño hecho realidad. Y creedme, la edición de La escala de Mohs es una maravilla.
No parece haber nada casual en los títulos elegidos.

Escala de Mohs: ordena la dureza de diez minerales en función de su capacidad para rayar o ser rayados (siguiendo el principio de que los minerales de mayor dureza rayan a los de menor dureza). La escala está ordenada de forma ascendente situando en el número 1 al talco como mineral más blando y en el número 10 al diamante como el más duro. Ya veis el diamante de la portada.

Banzai: Grito japonés previo a la batalla (relacionado sobre todo con los ataques suicidas)

En La escala de Mohs hay poesía, mitología, denuncia social y política. Hay un relato que me ha hecho sentir nostalgia de los días que pasaba en el pueblo con mi familia, rodeada de vecinas, de noches en la puerta de las casas, de cultura popular y remedios caseros.

Antonio Díez Fernández dice en la sinopsis:

Y es que nacer y crecer en España es estar a punto de descubrir una mentira. Y luego descubrir una mentira mayor que tapa la anterior. Por eso crecemos descreídos. La poesía que nos queda por hacer, y que Ana supongo ya intuía que sería su oficio y su vocación, es la de desenterrar, desenmascarar, desacralizar, desintoxicar, desamortizar, desinsectizar, y desinfectar. Y desde luego que lo hace bien: en cada verso una kata, cada poema una katana, en cada imagen una gata. Mujer guerrera, la necesitamos.

Son páginas llenas de fuerza, de vida, de rebeldía. Ana se fue demasiado pronto, pero al menos nos dejó su poesía y sus canciones como legado. Lo próximo será escuchar el disco poniendo atención a sus letras. Al final de esta entrada os dejo una de sus canciones y un vídeo homenaje, porque lo que toca ahora es una muestra de su  poesía. 


LA ESCALA DE MOHS (fragmento)

(..) Al final todo el mundo...
Todo el mundo tiene un precio.

Y quién me iba a decir a mí
que después de tanto principio,
tanta ley y tanto código,
tanto juez y tanta ética
tanto farol bien tirao´...,
que el mío iba a ser tan minúsculo.

Yo siempre lo supe:

cuando me dieron a elegir
entre la gloria o la paz,
yo ya lo sabía,
hubiera elegido lo segundo.
no soy de cantares de gesta.


TU OFICIO, POETA (fragmento)

(...) Que el conocimiento 
no sea una amenaza.
Tu oficio, poeta,
es dignificar la especie.
Escoger las palabras 
que pondrías en tu lápida.
Decir, por ejemplo:
<<No todos eran prescindibles>>.

Merecerte la vida
hasta tal punto
que tu muerte
parezca una injusticia.

Y dejarte ir,
como si nada, como todos
(poetas o no)
hacia la larga
y aburrida
eternidad

LA SATINE (fragmento)

Tu amor siempre fue
el niño amor.
El tierno amor adolescente
de eres mi garza
y mi Helena de Troya,
de cuánto te quiero
y sin ti no hay más luna...

Pero yo nunca fui Helena.
Yo nunca fui Helena y ni siquiera Penélope.
Yo nunca fui ese tipo de princesa
que espera sentada
escuchando odas a su hermosura.

Porque yo era más la Satine,
la Agripina. La Teodora de Bizancio,
que administraba y quebraba imperios
con una palabra. 

COSPEDALES (fragmento)

Te vas y me aparecen Cospedales.
En serio.
Miles de ellas esparcidas por toda la ciudad,
bien repeinaditas, con falda por la rodilla
y pendientes de perla.

Y me tiro cosa de un mes
escribiendo mierda insustancial en diferido,
en forma, efectivamente de simulación
o de lo que hubiera sido en diferido,
en forma, de noticia pasajera,
de anécdota, de suceso,
de lista de la compra 
y de prospecto.
En serio.

Te vas y me aparecen Gallardones
con la mueca inquisidora
y el discurso de mi abuela, 
persiguiéndome los gestos,
los derechos y las metas,
señalando con el dedo
y escupiéndome por puta.

Y mientras todo esto pasa, mi amor...
Mientras todo esto pasa
Rouco Varela se frota las manos.
Se frota las manos y otra cosa.











25 de octubre de 2017

Por encima de la lluvia - Víctor del Árbol


POR ENCIMA DE LA LLUVIA


Víctor del Árbol

ISBN: 9788423352654

Destino
(2017)



Narrativa española


SINOPSIS
Miguel y Helena se conocen en una residencia de ancianos en Tarifa, a una edad en la que creen haberlo vivido todo ya. A Miguel le asusta volar. A Helena le da pánico el mar. Los dos tienen hijos adultos y sienten que les han relegado a un plano casi ornamental. El dramático suicidio de un compañero de la residencia les abre los ojos. No quieren pasar sus últimos días recordando y añorando tiempos supuestamente mejores. Y juntos decidirán emprender el viaje de sus vidas, en el que descubrirán que nada es definitivo mientras queden ilusiones que perseguir.
Mientras tanto, en la lejana ciudad sueca de Mälmo, la joven Yasmina, hija de inmigrantes marroquíes y que sueña con ser cantante, vive atrapada entre el cuidado de su autoritario abuelo Abdul y el desprecio de su madre, para quien Yasmina es una vergüenza porque trabaja para un sueco de pasado turbio. Y vive un romance secreto con el subcomisario de la Policía sueca, un hombre mayor e importante.
Estos tres personajes dibujan una historia sobre el sentido del amor y sobre lo extraordinarias que pueden llegar a ser las personas comunes.
Pasado, presente y futuro se entremezclan en este viaje desde Tánger en 1955 hasta Mälmo en 2014, metáfora de un viaje mucho más importante: el de vivir siempre intensamente.


Quien haya leído, escuchado, o seguido en las redes sociales a este autor sabe que es una de las voces más lúcidas y coherentes en el panorama literario y cultural de este país. Capaz de hacer enmudecer una sala llena de gente y conseguir que nadie tenga la tentación de consultar el móvil o salir de la sala, como he tenido la ocasión de comprobar en las dos presentaciones que ha hecho de sus últimas novelas en Madrid. 

Y lo mismo que ocurre con su personalidad, ocurre con sus libros. Es difícil escapar de ellos y salir indemne de la experiencia. Por encima de la lluvia es su última novela, una muestra más de que le queda pequeña la etiqueta con la que no se identifica, la que lo define como escritor de novela negra. Y lleva razón en eso, aunque discrepe cuando afirma que se considera un optimista realista. Yo lo dejo solo en realista.

Por encima de la lluvia es una novela de personajes unidos por la leyenda de los hilos rojos del destino. Miguel, Helena, Yasmina, Abdul, Amador, Natalia, Gövan... y me dejo algunos en el tintero. La primera parte es una presentación de los diferentes protagonistas. Los vamos poniendo en situación. Quién es quién. Y dónde. Porque son varios los escenarios donde transcurre la acción: Mälmo, Tánger, Tarifa, Madrid, Sevilla...
Podría ser una historia sencilla, pero no lo es en absoluto gracias a la complejidad de esos personajes y las circunstancias que los rodean. Y creedme cuando os digo que es mejor que no sepáis qué papel desarrolla cada uno, sino ir descubriéndolo durante la lectura.

<<Pero los mayores peligros son aquellos que no vemos porque se esconden muy cerca de nosotros. ¿Acaso no son las personas más cercanas las que tienen el poder de hacernos más daño? Aquellas en las que confiamos, a las que nos entregamos sin medida y sin reservas. Ellas nos provocan el mayor dolor>>

Es también una obra que nos habla de la importancia de la memoria, el olvido, la soledad, el pasado y los lazos familiares. En una sociedad permanentemente anestesiada por las apariencias y por el bombardeo de mensajes relacionados con el bienestar y la felicidad, nos recuerda todo aquello a lo que no queremos prestar atención porque duele o porque da miedo: la vejez, la enfermedad, las consecuencias de nuestros actos, los errores y, sobre todo, la verdadera naturaleza de la condición humana. Lo que nos hace humanos es la crueldad, la violencia, la resistencia y adaptación a los reveses de la vida, el amor incondicional, el dolor. Todo eso está presente, es palpable a través de las páginas.

Cada vez me siento más consciente de la situación de desventaja en la que se ha encontrado y aun vive la mujer. Quizá por eso, las referencias que aparecen a la violencia de género, a la prostitución o al papel sumiso de la mujer me ha tocado especialmente. Algunas de las mujeres de Por encima de la lluvia viven situaciones de una crueldad y violencia que traspasa las páginas. Duele. Lo hace porque no es ficticia, es real. Existe y nos hemos acostumbrado a ello y a la impunidad que lo rodea.
Ésta lectura la he compartido con Cris D* -y desde ya os recomiendo que la compartáis con alguien con quien poder ir comentando los detalles- y ambas coincidíamos en señalar el sufrimiento al que estaban expuestas. Deseábamos que al menos alguna de ellas no fuera víctima de su realidad, de los hombres con los que se habían cruzado, que fueran dueñas de sus propias vidas. Quería que alguna tuviera las herramientas que le facilitaran una salida, una alternativa. Que no os pase como a mí. Víctor del Árbol no os va a ahorrar el trago de pensar, sentir o reflexionar sobre lo que ocurre. No hay paños calientes. Por eso, esta novela también es necesaria.

Y por último, me gustaría destacar las referencias históricas y, especialmente, el viaje hacia El Valle de los Caídos. Ese lugar incómodo y que nadie parece querer situar correctamente en la Memoria Histórica de este país. Vivimos tiempos oscuros, donde opinamos pero no sabemos, donde hablamos pero no aprendemos, donde se cuelgan banderas en los balcones sin conocer la historia del país que representan. Nuestro país necesita reconciliarse con su pasado y cerrar heridas desde la memoria, el recuerdo y el conocimiento de unos hechos que dividió España en dos, no ocultándolo bajo la alfombra y esperar que no huela. 

<<Un día le pregunté qué escribía con tanto ahínco. Me mostró las páginas hinchadas con una letra pulcra diminuta y extraña en un hombre tan grande. "La guerra, la guerra que sigue en esta paz de muertos", me dijo. Le pregunté para qué escribir sobre el horror, sobre la fealdad que todos conocíamos. Me miró como lo que yo era, un muchacho arrogante e ignorante a partes iguales:  "Porque un día, por increíble que parezca, se nos olvidará lo que hemos hecho y lo que otros nos han hecho. Buscaremos excusas, las encontraremos y olvidaremos la verdad. La olvidaremos para seguir adelante" >>

Si habéis llegado al final, probablemente penséis que no os he contado nada, que solo son las divagaciones que quedan tras la lectura. Debería hablaros de que Miguel tuvo la suerte de encontrarse con Helena cuando pensaba que ya no le quedaba nada más por vivir, que Natalia me hizo sufrir por ese aferrarse a un amor equivocado o que me gustaría que desaparecieran las Yasminas del mundo y se quedaran aquellas que pueden dirigir su propia vida alejada de los hombres que las utilizan.

Pero, en realidad, os diré una cosa: merece la pena leerlo aunque solo sea para dejarse emocionar por el epílogo. Y os dejo un deseo como el que está impreso con la letra de Víctor del Árbol en mi ejemplar: Que la vida sea lo que tú construyas.

<< Lo primero que tienes que aprender es que las guerras solo empiezan. A los cinco minutos de la primera detonación, lo otro ya no importa. De repente, personas que han vivido en paz, civilizadamente, se despedazan, roban, asesinan, incendian, violan. En la guerra podemos morder, destrozar, ultrapasar cualquier límite y todo será justificado por la existencia de un enemigo. La única condición que se nos impone es que debemos volver al encierro cuando el amo nos silba, dando por acabado el episodio. Entonces debemos aplicar el cataplasma de la justificación y la excusa ante nuestras atrocidades, reconstruir lo destruido, apagar los incendios, devolver los muertos a las catacumbas, olvidar, o fingir que lo hacemos >>

 
*Tenéis la reseña de Cris en este enlace



12 de octubre de 2017

Historias de mujeres

Durante estos últimos meses he estado leyendo sobre vidas de mujeres. Algunas son figuras destacadas, otras desconocidas y, la mayor parte de ellas, olvidadas. Quería dejaros aquí tres libros que recogen breves notas biográficas de cada una de ellas.

WONDERWOMEN
35 RETRATOS DE MUJERES FASCINANTES
Mª Ángeles Cabré

Tal y como indica el título, la autora recoge en este libro notas biográficas de 35 mujeres: Susan Sontag, Dora Maar, Simone de Beauvoir, Pina Bausch, Isadora Duncan, Édith Piaf, María Moliner...
Llamaron mi atención las figuras de Anaïs Nin, transgresora y ejemplo de mujer que hizo lo que quiso con su vida -y de la que pude saber algo más con la edición de Una pasión literaria: correspondencia de Anaïs Nin y Henry Miller, 1932-1953 (publicada por Siruela)- y de Gerda Taro -de la que ya os he recomendado la novela de Susana Fortes, Esperando a Capa-.
No solo es una recopilación interesante y que abre una puerta a querer saber más sobre ellas, también diré que es un regalo para los amantes de las ediciones bonitas y cuidadas. De las que das cada céntimo por bien invertido.



A CONTRACORRIENTE
Escritoras a la intemperie del siglo XX
Mª Ángeles Cabré

En este caso, Cabré se centra en ocho mujeres: Virginia Woolf, Carson McCullers, Elsa Morante, Isak Dinesen, Irène Némirovsky, Alejandra Pizarnik, Hannah Arendt y Mercè Rodoreda.

Justo este año me interesaba por la figura de Virginia Woolf y su obra - en los primeros meses recomendaba su ensayo Una habitación propia y la novela Las horas de Michael Cunningham-. Muy interesante también la vida de Isak Dinesen, a la que todos pondrán cara con Meryl Streep en Memorias de África.


Desconocía por completo quién era la filósofa Hannah Arendt, no recuerdo que se mencione en ningún libro de filosofía ni de historia a pesar de su teoría sobre la banalidad del mal: imaginad a una judía que se atreve a afirmar que los nazis actuaron movidos más por un estricto cumplimiento de las reglas impuestas que porque fueran perversos o porque tuvieran la exclusiva de la maldad, los convirtió en hombres normales, en meros funcionarios. También acusó a las organizaciones judías de colaborar con los nazis facilitando muchos de los nombres de aquellos que posteriormente fueron deportados. Y, como no pueden faltar las señales, Arendt estuvo un tiempo recluida en el campo de concentración de Gurs (Francia), del que os hablaba en esta entrada.



En A contracorriente encontramos también a Irène Nemirovsky. Le debía una entrada en el blog a sus obras El baile y Jezabel, dos novelas cortas que suponen un retrato de época llena de referencias autobiográficas sobre su infancia y la relación con una madre obsesionada con las apariencias y sus patéticos intentos de evitar el paso del tiempo. Irène, que murió en Auschwitz, que pudo escapar de los nazis y, sin embargo, nunca perdió la esperanza de conseguirlo. Si tenéis especial interés en ella, recomiendo el prólogo y las notas finales de su novela Suite francesa




HISTORIAS DE MUJERES
Rosa Montero


En La ridícula idea de no volver a verte, Rosa Montero ya mostraba sus dotes para narrar biografías. En ella nos hablaba de una mujer excepcional: Marie Curie.

En Historias de mujeres he encontrado personajes conocidos: Agatha Christie, Zenobia Camprubí, Simone de Beauvoir, George Sand, Frida Kahlo, Camille Claudel y las hermanas Brontë

Y me ha descubierto a muchas desconocidas (culpa mía) y olvidadas: Mary Wollstonecraft, Lady Ottoline Morrell, Alma Mahler, María Lejárraga, Laura Riding, Isabelle Eberhardt, Aurora e Hildegart Rodríguez, Margaret Mead e Irene de Constantinopla.



Ya decía que Rosa Montero me parecía una fantástica contadora de historias y éste es otro ejemplo más. Me ha sobrecogido la historia de Frida Kahlo, ya que no sabía absolutamente nada del accidente que le partió la columna. La de Aurora e Hildegart Rodríguez es casi una historia de terror y locura, una madre que quiso hacer de su hija la imagen de la perfección hasta que se le volvió en contra y entonces... entonces tuvo que matarla. 

Pero, si hay una mujer víctima de su época, de su familia y de su amor, esa es Camille Claudel. Desde muy joven mostró grandes dotes artísticas como escultora. Cuando tenía diecienueve años conoció a Rodin, de cuarenta y cuatro. Ese hecho debió de proporcionarle la mayor dicha y también fue su condena. Porque dejó de ser Camille para convertirse en la amante y alumna de Rodin. Y mientras su fama como escultor crecía - gracias al talento, la ayuda y las ideas de Camille - y continuaba manteniendo relación con otras mujeres (Rose, que fue su pareja durante toda su vida, y algunas de las jóvenes que le hacían de modelo), Camille empezó a marchitarse. No se le reconocía su trabajo ni su genialidad. Nunca consiguió convertirse en la mujer de Rodin. Y cuando la situación se hizo insostenible, una crisis la llevó al manicomio. Lo más terrible es que, cuando mejoró, su madre y hermanos se negaron a dejar que saliera de la institución. Treinta años estuvo encerrada, hasta su muerte. A pesar de las recomendaciones de los médicos, nadie movió un dedo para dejar que saliera, nadie la visitaba y no tuvo acceso a ningún material que le dejara al menos continuar con lo que era su vida y por lo que tanto había luchado: la escultura. Antes de su internamiento ella misma había destruido parte de su obra.

Encontré en la biblioteca Une Femme, de Anne Delbée, y me cautivó este fragmento:

<<Los filisteos concentraron sus tropas para la batalla... Un campeón surgió de las tropas filisteas. Se llamaba Goliat de Gat y su altura era de seis codos y un palmo, llevaba un casco de bronce y se revestía con una coraza de escamas... Llevaba grebas de bronce en las piernas, y una cimitarra de bronce en bandolera. Y el peso de su lanza era el de una piedra de tejedor y la punta de la lanza pesaba seiscientos siclos de hierro. El escudero iba delante...
David cogió su cayado, en el torrente eligió cinco piedras muy lisas y las metió en su zurrón...
El filisteo dirigió su mirada hacia David y, en cuanto le vio, lo menospreció, pues era joven...>>

Ha resistido durante mucho tiempo. Sin armas, sin astucias, sin falsas apariencias. Con las manos desnudas. Eso es todo. Ya no tiene cincel, ni mazo, ni escultura. Se han apoderado de todo. Recuerda la vieja Biblia usada. Quería esculpir. Los débiles contra los fuertes, contra los gigantes. Quedaban más, quedaban aún muchas epopeyas que le hubiera gustado releer con sus dedos polvorientos.
Aquí está, sin libros, sin barro, sin brazos. La camisa de fuerza.


Por eso, porque el olvido, la desmemoria y el desconocimiento acaba enterrando a las personas equivocadas y muy especialmente a las mujeres, os invito a leer cualquiera de estos libros o a interesaros por sus vidas. Será difícil que no despierten vuestro interés y que no os acabéis preguntado: ¿por qué nunca oí hablar de ella?