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30 de enero de 2018

Adiós, enero

Enero se ha esfumado. Hace más de un mes desde la última entrada y sigo intentando justificar(me) las razones de mi ausencia. Enero no es un buen mes para mi gremio. Es comparable a agosto para la hostelería en zona de playa, así que algo de culpa la tiene el cansancio y el estrés de cumplir plazos con las administraciones públicas y plantear el nuevo año para las empresas (hablar de cómo capear la falta de empatía de los clientes lo dejaré para otro día, si eso...)

Quise hacer una primera entrada hablando de retos, de libros que están en la estantería y que no quiero dejar pasar sin leer este año. Al final he decidido que no la haré porque es probable que no la cumpla. No estoy para ese tipo de retos, leer es un placer, no quiero convertirlo en una obligación y por eso este año también he bajado bastante el Challenge de Goodreads. Quiero poder leer Anna Karenina sin pensar que sus mil páginas no me van a permitir llegar a él, por ejemplo.

Lo único que sí me he propuesto en 2018 es evitar hacer entradas polémicas o reivindicativas, ni nada que tenga que ver con lo que tantas veces he denunciado aquí. No se puede defender aquello en lo que has dejado de creer. Mi nivel de decepción ha llegado al límite de lo soportable y eso también ha influido a la hora de dejar pasar los días y reposar mis propios pensamientos y reacciones sobre lo que voy viendo y leyendo aquí y allá. Voy a hacerle caso a una amiga que siempre me hace sonreír cuando dice que a este paso acabaré con una úlcera. Supongo que un día, la porquería será tanta que no quepa debajo de la alfombra de confeti que hay montada y a alguien le estalle en la cara, pero la impresión es que autores, bloggers y editoriales se encargarán de coger una alfombra más grande, más falsa, donde meter más basura y seguir pasando por caja a recoger los beneficios. Ojalá, al menos, tuvieran el respeto y la decencia de no decir que lo hacen en nombre y en defensa de la literatura y la pasión por los libros

A cambio, sí ha sido un buen mes de lecturas. Os hago un resumen y algunas recomendaciones:


Empecé 2018 cumpliendo con lo que parece haberse convertido en una tradición: celebrar fin de año en una casa rural y releer La Dama del Paso, de Marisa Sicilia. Que lo sea, una tradición, tiene que ver con la época del año, con el frío que traspasa las páginas, con la idea de persistir, de ser fiel a uno mismo, de no imponer sino conquistar, de evitar lo obvio y apostar por lo sutil. 
Tiene que ver con lo que puedes coger de la ficción y llevar a la realidad. 
Yo me entiendo.




Las recomendaciones de Miss Brandon y Cris D, me llevaron hasta la novela Oona y Salinger, de Frédéric Beigbeder. El estilo del autor y su manera de hablarnos de ambos personajes reales, ficcionando sus vidas, lo convirtieron en una buena lectura. Me encantó el retrato de la época y las referencias a la Segunda Guerra Mundial, aunque tuve mis reparos cuando se habló de las relaciones sentimentales entre hombres y mujeres en las que existía una más que considerable diferencia de edad. No creo que pueda olvidar el siguiente párrafo:

En su libro de memorias, Mi autobiografía, Charlie Chaplin habla de su gusto por las mujeres jóvenes: «La mujer muy joven es una combinación de la madre y del primer amor. Al hacerse mayor, la joven se convierte en un ama de casa o una dama. La joven combina lo más bello y lo mejor»


El baile de las luciérnagas, de Kristin Hannah era uno de los libros pendientes de 2017. Fue un regalo. El libro y la historia. De esta autora había leído El ruiseñor y ya imaginaba que iba a gustarme esta novela, aunque sí es cierto que tuve también algunos peros en relación con los clichés que se iban introduciendo y, especialmente, con el desenlace final. Me llamó la atención que, siendo las dos protagonistas amigas desde la adolescencia, la autora pusiera en evidencia una rivalidad continua. También que reflejara una visión contrapuesta, y volvemos al cliché, entre una mujer de éxito y una mujer que apuesta por dejar sus aspiraciones profesionales a un lado para tener una familia. Aspirar a ser Oprah o la vecina de al lado. En cuanto al desenlace, aunque consiguió lo que se esperaba de él -que era emocionar a cualquier lector con corazón-, me pareció demasiado conveniente y tuve la sensación de haber leído antes esa misma historia. Todos estos detalles no consiguieron deslucir la sensación general de haber leído un buen libro.


Noches blancas de París, de Theresa Révay me la recomendó la autora Marisa Grey. Es el primero de una bilogía y tiene todos los ingredientes de una buena lectura: ambientada sobre todo en el París y Berlín del período de Entreguerras y la Segunda Guerra Mundial, tiene como protagonistas a una modelo rusa y su familia -exiliados tras la revolución bolchevique- y a un fotógrafo alemán. Una relación de idas y venidas, de secretos. Esta primera parte abarca un período de tiempo bastante amplio y eso ha hecho que los detalles y referencias históricas - hay un trabajo magnífico de documentación y eso es de agradecer -destaquen más que las relaciones personales. Quizá por eso eché en falta mayor emotividad. Espero leer el desenlace en Todos los sueños del mundo y ver la imagen completa de la historia.




Ni pena ni miedo: un juez, una vida y la lucha por ser quienes somos, de Fernando Grande-Marlaska Gómez lo encontré en un kindle flash a menos de un euro y me pudo la curiosidad porque ya le había oído en los medios de comunicación y es esa clase de personaje que desprende carisma.  Y me ha gustado leerle. No es ningún secreto que admiro a la gente valiente, que habla alto y claro y que es coherente con lo que dice. Y éste es un ejemplo. Grande-Marlaska habla sin demasiados tapujos de temas que le afectan a él y a nuestra sociedad: prostitución, situación del colectivo gay, terrorismo, familia, religión y algunas pinceladas políticas. Unos temas me interesaban más y otros menos, pero ha sido una buena lectura. He señalado algunas frases y párrafos:

 «Que el pasado no te frene, que el miedo al futuro no te paralice».

 «La homofobia, como el machismo, están tan incrustados en el tejido social que bajar la guardia en esas cuestiones representa muchas veces volver a las andadas o permitir por dejación que otros lo hagan»

También leí la última novela corta de Alice Kellen, El chico que dibujaba constelaciones. Nada que decir al respecto.


He dejado para el final mis dos mejores lecturas de este mes, de las que sí os incluyo la sinopsis:


SINOPSIS

Rabbit Hayes ama su vida, normal y corriente como es, y también ama a la gente extraordinaria que hace que esta vida sea aún mejor. Ama a su ingobernable y vital familia: a su hija Juliet y a Johnny Faye, ambos con un corazón de oro.


Pero el mundo parece tener otros planes para Rabbit, y ella lo aceptará sin más; porque Rabbit también tiene planes para el mundo, y solo tendrá unos cuantos días, los últimos de su vida, para hacer que estos sucedan.

Una cuenta atrás en la que encontraremos una verdad que no olvidaremos nunca. Una historia que nos hace sonreír ante las adversidades y las sorpresas que nos depara la vida, y que nos invita a encontrar la alegría en cada momento.



La lectura que ha salvado enero, la que necesitaba, es Los últimos días de Rabbit Hayes de la autora irlandesa Anna McPartlin. El blog Pasajes románticos le dedicó una reseña preciosa y desde entonces la tenía entre mis lecturas pendientes. Es una novela sentimental que cuenta lo que con tanta claridad dice su título. Rabbit tiene cuarenta años y el cáncer que ya había superado se ha vuelto a reproducir, de manera que ingresa en una clínica de cuidados paliativos. No hay lugar a confusiones ni sorpresas ¿verdad? Junto a Rabbit, la autora presenta un elenco de personajes secundarios que la acompañarán en ese tiempo y también conoceremos a otros que ya no están en su vida. Escenas del pasado y del presente. Siempre digo que las autoras irlandesas e inglesas tienen un don especial para hacer novelas sentimentales que emocionen y que sean capaz de hacerte llorar y reír al mismo tiempo. Tienen el secreto para que sus protagonistas se queden en el corazón durante mucho tiempo sin que por ello sean personajes ideales ni perfectos. Todo lo contrario. Es una apuesta segura para quienes disfrutamos con el género sentimental, por eso tampoco lo pensé demasiado y ya estoy con su anterior novela Más allá del amor.


SINOPSIS


Trixie tiene catorce años. Es una estudiante sobresaliente, guapa y popular, y está enamorada por primera vez. Su novio es nada menos que Jason, la estrella del instituto. Además, es la niña de los ojos de su padre, Daniel Stone, a quien siempre ha considerado un héroe. Y así es hasta que un acto de violencia pone su mundo patas arriba. Durante quince años, Daniel Stone ha sido un hombre tranquilo y cordial. Un marido que ha dejado a un lado su propia carrera como dibujante de cómics para apoyar la de su mujer. Sin embargo, años atrás era completamente diferente. Daniel canalizó su rabia en las páginas que dibujaba y enterró su pasado por completo... Hasta que descubre que Jason, el chico que había hecho resplandecer de alegría a su hija, ha acabado con la infancia de su pequeña para siempre. 
El décimo círculo es una novela que explora el delicado momento en que un niño se da cuenta de que sus padres no tienen todas las respuestas y que ser un buen padre significa dejar que tu hijo siga su camino. 
 
"El décimo círculo" es una novela innovadora e intimista que se embarca en el complejo mundo de la educación de adolescentes. La aproximación y tratamiento del tema es atractivo para padres e hijos. 
Esta obra cuenta con un cómic con guión original de la autora y gráficos de Dustin Weaver (autor de cómics como King Kong o Star Wars) 

El décimo círculo, de Jodi Picoult, ha sido como un viaje, mucho más cuando me ha acompañado Cris D en su lectura. Cuando leí la primera parte sentí la necesidad de poder hablar de ella con alguien. A veces hay temas que discutes con unas personas pero no con otras. Eso me pasa con Cris y por eso entendí que ella podría ser una buena compañera de lectura. Gracias infinitas por dejarse arrastrar a pesar de que la novela no es ninguna comedia, sino una historia difícil, adictiva y con unos personajes con muchas aristas. Es una obra que merecería una reseña. Publicada en 2006 pero con temas que están de completa actualidad: una adolescente que es violada por su ex pareja, el enfrentamiento al juicio público y paralelo de la sociedad, las inseguridades y cambios de jóvenes y adultos, la relación de padres e hijos, la mentira, las traición, el matrimonio y sus pequeñas miserias. Todos esos temas se tratan en ella. Se habla del Infierno de Dante, de cómics, del amor incondicional, del poder de los secretos. Podría hablar de ella durante horas, de la fuerza y fragilidad de sus protagonistas, desgranar escenas y reflexionar sobre lo que ocurre entre sus páginas. Por eso ha sido un inmejorable cierre de mes. Simplemente, leedla. 


Así que, adiós, enero. Siendo sincera, no me da pena dejarte. Febrero viene sin brújula, sin mapas y con un año más que tachar en mi calendario. Y resuenan en mi cabeza las palabras de Karmelo C. Iribarren, no hay nada como despedirse con poesía:



ESCUELA DE LA VIDA

La mirada 
al frente, 
la sonrisa 
a punto, 
y los zapatos 
limpios. 

No lo olvides:

ni una sola pista 
a los enemigos.