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19 de diciembre de 2019

Ítaca te brindó tan hermoso viaje... Mejores lecturas 2019


Ítaca te brindó tan hermoso viaje...

(...)Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca. 
Konstantino Kavafis

Es curioso cómo, a veces, la vida se interpone. En ocasiones de manera sutil, pero la mayoría te atropella, te zarandea. Si me hubieran dicho que no tendría nada que escribir durante cuatro meses no lo habría creído. No habría querido hacerlo. Y aquí estoy, intentando hacer la última entrada de 2019 antes de que se cierre el calendario. 
Dejé pasar agosto en blanco adrede. Me dije: take a break, take a breath. Fue un buen mes en cuanto a lecturas. Luego llegó septiembre y el caos. Y desde entonces me he sentido como lo hace una mosca chocando contra el cristal, intentando alcanzar una salida a base de golpearse tercamente contra esa realidad que no puede ver.
Los lectores solemos decir que los libros son refugio, pero hay momentos en los que no. A mí no me funcionó. De hecho, creo que ha sido el año que he empezado y abandonado más libros. Lo único que sí me ha servido estas últimas semanas es asumir lo que significa aprender a desaprender. Tomar conciencia de lo que he hecho hasta ahora y decidir que ha llegado el momento de cambiar, reinventarse, readaptarse. Y da miedo. Hacer un parón laboral a los cuarenta no es ninguna broma, aunque reconozco que, ahora mismo, acepto y valoro todo el bien que me está trayendo y quizá también por eso he vuelto a disfrutar del placer de la lectura. Un placer que se empaña por el uso y abuso que editoriales, escritor@s y lector@s hacen y del que nunca dejo de sorprenderme. Una de esas guerras que hace tiempo decidí dejar de batallar en el blog, pero sí poniendo mucho más cuidado en lo que leía. 

Una última entrada de año no sería tal sin dejar constancia de lo que han sido mis mejores lecturas de 2019:

Por la belleza que encierran sus páginas y la sensación de haber leído una historia redonda, de calado:

-Un caballero en Moscú, de Amor Towles.
-La sinfonía del azar, de Douglas Kennedy
-El paciente inglés, de Michael Ondaatje
-Detrás del hielo, de Marcos Ordóñez















Porque hay una narrativa femenina que debe y tiene que ser contada, que trata de la realidad de muchas mujeres. Por ser una perspectiva enriquecedora, dolorosa, diferente y necesaria.

- Tea rooms, de Luisa Carnés
- Microfísica sexista del poder, de Nerea Barjola
- Cárdeno adorno, de Katharina Winkler
- La guerra no tiene rostro de mujer, de Svetlana Alexiévich


 




Lo que arriesgué por ti, de Marisa Sicilia

Por ser la historia y los protagonistas que se quedaron en mi corazón. Por hacer que siga creyendo en las historias de amor, por la esperanza, la fuerza y la valentía. Por el viaje a Berlín.

Por la suerte de encontrarnos en esta vida y coincidir. Por una presentación inolvidable.

Porque la suerte siempre sonríe a los valientes.



Los amnésicos, de Géraldine Schwarz


Por la lucidez del relato, los datos, la Historia.

Porque la amnesia se combate con la memoria y la mentira con la documentación, la educación y la investigación.

Por los hilos tejidos por Géraldine Schwarz, a lo largo de tres generaciones.




Éramos unos niños, de Patti Smith

Por la ternura de Patti y la bondad que inunda su historia con Robert Mapplethorpe.

Por el deseo de un mundo sin prejuicios. Por ser un canto a la amistad y a la compasión.

Por contener una de las más bellas cartas de amor.




Como suele ocurrirme cada año, muchas de estas lecturas han sido recomendaciones de amigas. Gracias Mónica, siempre. Algunas se han convertido en lecturas conjuntas. Gracias Cris, por decir siempre "sí".

Gracias a "las mujeres de libros" por los cafés interminables, las reuniones en petit comité, las charlas, las confesiones, los detalles, y todas las veces que llegué a casa con una sonrisa y la sensación de sentirme parte de algo bueno, algo que merece la pena. Por no hacerme sentir nunca intrusa.

Quizá no ha sido el mejor año pero aquí seguimos, con las ganas intactas de que el que viene sea mejor.
Os deseo, ¡Felices Fiestas y próspero 2020!

Y como hace mucho que no hago una entrada de poesía o de fragmentos, cierro este año con la transcripción de la carta que Patti Smith escribió a Robert Mapplethorpe días antes de su muerte.


«Querido Robert: 
Cuando no puedo dormir, a menudo me pregunto si tú tampoco puedes. ¿Tienes dolor o te sientes solo?. Tú me sacaste del período más aciago de mi joven vida y compartiste conmigo el sagrado misterio de lo que es ser artista. Aprendí a ver a través de ti y  jamás he compuesto un verso ni he dibujado una curva que no provenga de los conocimientos que obtuve en nuestra preciada vida juntos. Tu obra, que emana de una fuente fluida, tiene su origen en la candorosa canción de tu juventud. Entonces hablabas de dar la mano a Dios. Recuerda que, en todo lo que has pasado, siempre has ido de esa mano. Cógela fuerte, Robert, y no la sueltes. 
La otra tarde, cuando te quedaste dormido en mi hombro, también yo me dormí. Pero antes de hacerlo pensé, mientras miraba todas tus cosas y creaciones, y repasaba tus años de trabajo, que de todas tus obras, tú continúas siendo la más bella. La obra más bella de todas.
                                                                                                                        Patti»