Ha pasado bastante tiempo desde mi última publicación. Y durante estos días he leído varias novelas:
La chica que dejaste atrás, de Jojo Moyes
La Partitura, de Anna Casanovas
El domador de nubes, de Pilar Fernández Senac
Las horas, de Michael Cunningham
Casa de muñecas, de Henrik Ibsen (obra teatral)
Me negué a reseñar las dos primeras, en protesta por la estrategia de marketing usada por las editoriales, que ceden sus libros a diestro y siniestro en busca de publicidad y reseñas. Algo que me ha resultado mucho más chocante porque ni Jojo Moyes ni Anna Casanovas son unas principiantes y creo que tienen una cuota de lectoras fieles bastante amplia y consolidada. Pero así funciona el mercado y así funcionan lo que he dado en llamar lectoras-bloggers satélites, que crecen gracias a acercarse a escritoras de éxito, pero que siguen aceptando los libros gratis de editoriales y autores, no vaya a ser que leer a sus autores favoritos les cueste dinero...
Luego llegaron los días de estrés (los terribles cierres de trimestre), de cansancio y las merecidas vacaciones en forma de puente del 01 de mayo. Y me trajo un regalo del que no quería hablar mucho para no gafarlo: iba a conocer a M. Ángeles, una bloguera eventual, en Málaga, tierra que adoro por muchas razones. Solo os diré que ese encuentro fue justo como yo lo esperaba y no por eso menos especial y mágico. No es fácil congeniar desde el minuto uno con una persona que solo conoces por las redes sociales, pero este no fue ni mucho menos el caso. Hubo feeling del bueno.
Os contaré también que mis últimas lecturas me tienen un poco en rebeldía, mucho más ahora que me enfrento a El cuento de la criada, de Margaret Atwood. Hablan de mujeres, de ciertos roles que hoy en día continúan. Los libros que leo siempre me trastornan un poco, me hacen reflexionar, es probable que más de lo necesario. Así que, justo cuando mi cabeza era una bomba de relojería, asistí a la charla-coloquio que tuvo lugar en la biblioteca de Ugena el día 26 de abril, con Marisa Sicilia, y pocos días después conocí a M. Ángeles. Lo que ocurre cuando coincides con espíritus afines es que, cuando estás en plena crisis, cuando piensas que todo está perdido, que el futuro de las mujeres no va por buen camino entre tanta demagogia, falta de educación y discurso vacío, esas charlas con personas que piensan como tú y que tampoco lo han tenido fácil para abrirse camino, te devuelven la esperanza. Y eso hicieron Marisa y algunas de las personas que se acercaron a charlar a Ugena y también lo hizo M. Ángeles, con ese currículum que lleva detrás, con sus viajes, su experiencia y su energía positiva. Recuerdo muy claramente el momento en el que M. Ángeles mencionó el síndrome de la impostora: mujeres que han alcanzado cierto éxito o reconocimiento en lo que hacen y piensan que ese éxito no les pertenece. Todas esas conversaciones -también las que mantengo con Ana, del blog Ajuste de letras, o Cris D de Estantes de papel- me ayudan un poco a encauzar toda la frustración que me producen ciertas noticias: que siguen los casos de violencia de género, que Arabia Saudí ha sido aceptada como miembro de la comisión de Derechos de las Mujeres de la ONU, que cada día nos bombardean con anuncios en los que se espera de nosotras que seamos perfectas en todos los ámbitos de la vida: guapas, sanas, inteligentes, independientes pero a la vez timón de la familia, madres perfectas, buenas anfitrionas y mejores profesionales en el trabajo y un largo etcétera que os voy a ahorrar. Cuando eso ocurre y no tengo a mano una amiga con la que dialogar e intentar cambiar el mundo, están los libros. Y, después de esta larguísima introducción, que es a la vez un desahogo, voy a recomendaros dos lecturas:
Las horas, de Michael Cunningham
Premio Pulitzer en 1999 y con adaptación cinematográfica que recomiendo ver después de leer la novela. Meryl Streep, Nicole Kidman y Julianne Moore están soberbias en sus papeles y además encontraréis un guiño a una de las primeras escenas que seguro que os hará sonreír.
Las horas contiene las historias de tres mujeres en un momento concreto de sus vidas:
Virginia Woolf, alejada de Londres y asfixiada por su retiro en Richmon (forzado por su estado mental, ya que estaba aquejada de crisis, cefaleas y períodos de ingreso en centros psiquiátricos). La novela empieza con los minutos antes de su suicidio y la carta a su marido Leonard Woolf, para posteriormente retomar los días en los que Virginia comenzó a escribir la novela La señora Dalloway.
Laura Brown, que vive en Los Ángeles en 1949. Una ama de casa que está leyendo La señora Dalloway, mientras se plantea qué hacer con su acomodada vida, con su marido y su hijo. Está de nuevo embarazada y se encuentra viviendo una vida que no desea, interpretando el papel de perfecta madre y esposa cada día.
Clarissa, en el Nueva York de finales del siglo XX. Es la representación de la señora Dalloway, pero situada en un tiempo y lugar muy diferentes a los de la novela de Virginia Woolf. Clarissa va a preparar una fiesta para su amigo Richard, al que han concedido el premio Carrouthers de poesía. Richard tiene sida y la relación con Clarissa está marcada por el pasado.
Lo que me llevó a leer esta obra fue la recreación que de ella hicieron en el programa radiofónico Videodrome usando fragmentos de la película, del libro y hablando de la biografía de Virginia Woolf. Es magnífica y podéis escucharla pinchando aquí: Primera parte y Segunda parte
Es una novela que se lee muy rápido, como un guion de película, pero llena de matices. Es la historia de tres mujeres asfixiadas por sus vidas, por su entorno. Si tenéis la oportunidad de leerla, no la dejéis escapar.
Casa de muñecas, de Henrik Ibsen
Como aparece al inicio, Casa de muñecas es un drama en tres actos. Teatro. Os puedo decir que se puede leer fácilmente en una tarde.
El planteamiento de la obra es claro: Nora Helmer es una mujer de la que solo se espera que sea buena esposa, buena madre y que acate las decisiones de su marido al igual que hizo con las de su padre. En un momento dado aparece un conflicto en el que se desvela que Nora tomó una decisión a espaldas de su marido, que salvó la vida de éste, pero cuyo método es moralmente reprochable. Y hasta ahí puedo leer.
La verdadera importancia de Casa de muñecas está en que fue estrenada en 1880 y supuso todo un escándalo para la época. Las decisiones de Nora Helmer ponían en entredicho los valores familiares socialmente aceptados hasta el momento. El impacto de leerla es que, en 2017, todavía se repite ese patrón familiar y muchas mujeres quedan relegadas a ese papel de esposa florero.
Os dejaré una escena:
NORA: Sí, así es, Torvald. En casa, papá me comunicaba todas sus opiniones, con lo que yo tenía las mismas; y caso de tener otras, las ocultaba; porque no hubieran sido de su agrado. Me llamaba su muñequita, y jugaba conmigo, lo mismo que yo jugaba con mis muñecas. Después vine a esta casa contigo...
HELMER: ¿Es así como te refieres a nuestro matrimonio?
NORA (Sin inmutarse)
Quiero decir que pasé de manos de papá a las tuyas. Lo dispusiste todo a tu gusto, y yo adquirí el mismo gusto que tú; o lo fingía; no sé exactamente... creo que las dos cosas; tan pronto una como otra. Cuando ahora pienso en ello, me parece haber vivido aquí como una pobre... al día. He vivido de hacer gracias para ti, Torvald. Pero eso era lo que tú querías. Tú y papá me habéis causado un gran daño. Sois culpables de que no sea nada.
Termino la entrada de hoy con un párrafo del libro Las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes, de Ute Ehrhardt.
<<Sólo quien no depende de los demás puede decidir libremente con quién quiere tener algo que ver y de qué manera. Únicamente las personas que adoptan sus propias decisiones y son independientes pueden convivir con los mismos derechos>>.
BRAVOOOOO! Sin pelos en la lengua, dí que sí!! Perpleja me dejas con eso de que hay gente que habla con autorxs para que les den libros gratis... #nodoycrédito
ResponderEliminarYa sabes que a mí, me encantan nuestras conversaciones (que nos dejen solas, que arreglamos el mundo! xDD)!! El otro día justo le decía a otra amiga bloguera, que si hay algo de positivo en internet, es justamente esto, poder conocer a personas afines que no sólo comparten lecturas sino con las que también tenemos una misma visión del mundo, de otra forma, sería mucho más complicado coincidir, seguramente.
Personalmente estoy en deuda con Moni, no sólo me lanza al mundo bloguero sino que además me ha dado la oportunidad de conocerte a tí también.. Ahhh! ya lo estoy viendo, qué tiemble Madrid con nosotras tres por allí! xDD (ganazas de desvirtualizarte!)
Y en cuanto a los libros, en fin, de El Cuento de la Criada, ya sabes que es uno de mis libros top del mundo mundial!!Y me encanta que lo estés leyendo!Lecturas muy muy necesarias...
Las Horas, lo tengo en pendientes desde que vi la película, el planteamiento de los tres personajes, en tres tiempos distintos unidos por esa Señora Dalloway me parece perfecto!! La película me maravilló así que imagino que el libro lo hará mucho más!
Casa de Muñecas otro de esos eternos en lista, y ese párrafo concreto que has escogido para la reseña es tremendo, muy gráfico!! Sin duda después de leerte les daré prioridad lectora!
Tengo que decir que estoy muy de acuerdo con M. Ángeles. A nosotras, las mujeres, se nos exige el doble de esfuerzo, trabajo, dedicación y formación para alcanzar ese éxito, y una vez conseguido con todo lo que implica, se nos dice que no es nuestro, que tenemos que pedir disculpas por tenerlo y por aspirar a él, (ya sabes, la mujer ambiciosa.....)
En fin, nada nuevo bajo el sol, por eso libros como El cuento de la criada, que nos descubren una realidad latente y camuflada hoy día, son tan necesarios! Te dan herramientas para detectarlo, nos proporciona capacidad crítica para cambiar lo que no está bien, para exigir nuestros espacios y respeto, para que en definitiva se nos deje de trata como ciudadanas de segunda.
Y ya me callo que menudo comentario más largo me ha quedado hoy, amiga! Te digo lo de siempre, que me encanta pasar por tu rinconcito!
Un besote enorme! ^^
¡Hola, Ani!
EliminarMónica tiene una ristra de personas agradecidas por habernos servido de enlace para conocernos unas a otras. Ya sabes, cruzo los dedos para que podamos vernos en la Feria del libro... o cuando sea.
El cuento de la criada nunca habría caído en mis manos si no hubiera sido por ti, así que, gracias.
Sobre Las horas: la película es genial, pero en el libro hay detalles que no aparecen en ella y que ayudan a comprender mejor los sentimientos de los personajes. Te la recomiendo 100%.
Y sobre el papel de las mujeres en el plano laboral: la desigualdad existe y es muy conveniente para ciertos grupos. Y si hablamos del resto (familia, cultura, situación en ciertos países), ya sabes, nos dan las tantas hablando y debatiendo sobre ello.
Me gusta mucho eso de tener herramientas y capacidad crítica, pero la echo en falta cada día en ciertos ámbitos. Al menos a nosotras será difícil callarnos ;)
Un beso y ¡gracias por tu extenso comentario!, me encanta que te extiendas. :)
Hola!
ResponderEliminarcomo siempre tienes mucha razón, tampoco me voy a quejar de la mucha promoción porque sé que es algo que echan en falta muchas autoras. Aunque quizás sí que se debería filtrar un poco los blogs a los que van destinados esos ejemplares.Pero ese es tema diferente.
Lo que estamos viviendo hoy en día las mujeres es otro drama, y mejor ni pensar, hace ya tiempo que se pretende que seamos superwoman. Y la gran mayoría creo que lo son.
Sobre la frase final de la entrada, me encanta, gran mujer Mae West!!!
Un besote
¡Hola, Pepa!
EliminarSiempre pienso: voy a dejar de mostrar mi desacuerdo con lo que veo y voy a hacer una entrada bonita, sin opinar. Pero al final el blog no deja de ser un poco yo... así que acabo diciendo lo que pienso. Y siempre me da un poco de miedo de que se den por aludidas las personas incorrectas...
En cuanto al tema de las mujeres, fíjate que ha llegado un punto en el que me molesta hasta el tema de llamar a ciertas mujeres "superwoman", porque esas mujeres que: cuidan a sus hijos, trabajan fuera y dentro de casa, son perfectas en todos los sentidos... parece que deben ser ejemplo para el resto... Y no, yo no quiero ser superwoman. Yo quiero tener los mismos derechos que cualquiera.
Muchas gracias por pasarte y opinar.
Un beso.
Yo voy a tomar la entrada por la parte que me toca, porque además de tener la fortuna de disfrutar de nuestras charlas, también me guardo las confidencias de aquella tarde. Todas de diferentes edades, distintas circunstancias, y sin embargo ese mismo ánimo por salir adelante, por avanzar, por no dejarnos abatir. Es tremenda esa frase de Nora, "vivir como una pobre, al día..." a merced de la aprobación de otros. Es un hecho que muchas mujeres conviven a diario con esa situación.
ResponderEliminarLas horas lo leí hace mucho tiempo, y también La señora Dalloway, los tiempos cambian pero las presiones siguen ahí, también para ellos, pero nosotras tenemos un extra, más trabas, más dificultades. También tenemos la suerte de disfrutar de lo que otras conquistaron. Ahora es nuestro momento de contribuir. Mirar al pasado para construir el futuro. Uno mejor. Yo también lo creo. Gracias, Lidia.
Hola, Marisa
Eliminar¿Ves? Es un discurso tan lúcido y lógico que, justo por eso, me parece más difícil de comprender el por qué no lo aplicamos más.
Es nuestro momento de contribuir y de no permanecer impasibles ante lo que ocurre y de reconocer el trabajo hecho por nuestras antecesoras.
Gracias por contribuir a tu manera, y por las charlas y desahogos que siempre resultan tan reconfortantes. ;)
Un beso.
Te lo he dicho en privado, pero también te lo digo por aquí.
ResponderEliminarChapó por la entrada, me ha encantado.
¿Sabes qué creo? Que te sientes muy cómoda hablando de lo que no te parece justo, y, que de la forma que sea, quieres poner tu granito de arena para que las cosas cambien. Que eres sincera, que te cabrea tanto o más quedarte callada. Que quieres saber de primera mano lo que pasa; aquí, allí, en Pekín. Pero saber. Si además, tiene algo que ver con la mujer, mucho mejor.
Tal vez no te des cuenta, pero eres una "esponja" intentando conocer historias diferentes. Ya sea a través de los libros, o cara a cara. Así lo vi yo cuando te conocí. Feeling del bueno. Hablamos mucho más de lo que pensábamos y de lo que nos había tocado a lo largo de nuestra vida, que de libros, que fue por lo que nos conocimos.
Con respecto a tus lecturas {por favor, contarme el secreto para leer tanto!!}, me atraen muchísimo las dos que reseñas. La última, más aún por ser teatro. Me la apunto ya. Y no puedo callarme, lo siento, pero me fascina ese "pedazo de portada" que tiene {las debilidades son debilidades}.
Beso grande!!
¡Hola, M. Ángeles!
EliminarCreo que no lo podrías haber expresado mejor, me siento totalmente identificada en lo que dices :) (me cabrea más parecer indiferente a lo que ocurre)
Y sí, llámame esponja o curiosa, pero me gusta saber y conocer todos los puntos de vista. Lo que nos dejamos en el tintero lo dejamos para la próxima.
Y sobre las lecturas... Siempre pienso que leo muy poco, ¡¡que me falta tiempo!! He disfrutado mucho con Las horas, y Casa de muñecas es bastante curiosa.
Y sí, entiendo tu debilidad porque la portada es genial en su "minimalismo".
Gracias por dejar esas palabras tan bonitas y que me transmiten tanto.
Un beso enorme.
Guau! Fantástica entrada... Me ha encantado la introducción, comparto muchísimo de los que dices, y en cuanto a los libros que te digo... si Las horas ya estaba en mi lista de pendientes acaba de avanzar puestos.
ResponderEliminarSigue expresando opiniones, enriquece mucho leerlas.
Un abrazo!
¡Gracias, Inés!
EliminarFue un placer conocerte. No olvidaré los asentimientos de cabeza tuyos y de tu madre en la presentación.
Las horas me gustó muchísimo, ojalá lo disfrutes tú también.
Un beso.