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29 de abril de 2021

Apuntes para un naufragio - Davide Enia

 En Lampedusa, un pescador, me dijo:
-¿Sabes qué pez ha vuelto? La lubina.
Luego encendió un cigarrillo y lo apuró en silencio.
-¿Y sabes por qué está de vuelta? ¿Sabes de qué se alimentan? Pues eso.
Apagó el cigarrillo y se fue.




Así empieza Apuntes para un naufragio. Lo terminé en mitad de la vergonzosa campaña electoral madrileña y volví a pensar en la importancia de conocer la historia completa. Esta semana rescataban en la costa canaria otra embarcación con tres supervivientes, en el mismo cayuco en el que todavía estaban  24 cadáveres, 24  historias, 24 vidas. Canarias, Cádiz, Lampedusa, Moria...

En los telediarios las mismas imágenes: hombres, mujeres y niños envueltos en mantas térmicas, las mismas noticias sobre tensiones entre la población residente y los recién llegados. Instituciones y políticos tomando decisiones sobre la crisis migratoria. En la calle, ciudadanos que hablan de mujeres irresponsables que emprenden el viaje embarazadas o con niños pequeños, que asocian delincuencia, falta de trabajo y ayudas masivas a los que llegan desde África. Lo hacen sin despeinarse, amparados en afirmaciones que previamente han hecho algunos políticos y sin ningún interés por saber cuánto de verdad o mentira hay en ellas.


Apuntes para un naufragio no pretende ser un ensayo periodístico sobre Lampedusa y la llegada continua de migrantes en busca de una oportunidad. Lo que más me ha gustado de esta especie de crónica que hace Davide Enia es que hay un acercamiento más humano hacia lo que ocurre. Algunos testimonios de migrantes recién llegados, salvados, que traen como equipaje un buen puñado de vivencias trágicas y traumáticas. La esperanza de que lo han conseguido, sin saber que aún no se han acercado ni un poco a lo que están buscando. Intercalados, algunos otros testimonios de los residentes, de quienes prestan ayuda de emergencia cuando pisan la isla o de los buzos que se juegan su propia vida mientras intentan salvar la ajena, y que cuando vienen mal dadas tienen que elegir a quién socorrer primero. Los que deciden detrás de la mesa de sus despachos no se van cada noche a la cama con las imágenes de la vida y la muerte en su memoria, no creo que ninguno se haya enfrentado al estrés postraumático.

    - El  niño es un bebé, la madre muy joven. Están allí, a cinco metros de mí. Y, justo aquí delante, tres personas se están ahogando. ¿A quién salvar, pues, si todos se están hundiendo en el mismo momento? ¿Hacia quién dirigirse? ¿Qué hacer? Calcular. Es todo lo que puede hacerse en determinadas situaciones. Las matemáticas. Tres es más que dos. Tres vidas son una vida más que dos.
        Y no dijo más.
    Fuera el cielo estaba nublado, soplaba viento del sureste, el mar andaba revuelto. Pensaba: todas las veces, cada una de ellas, tengo la sensación nítida de hallarme ante seres humanos que llevan dentro un camposanto entero.


Me gusta encontrarme con lecturas en las que el autor usa un hilo conductor para entrelazar con él su propia historia. Davide Enia habla de la relación con su padre y su tío, pequeñas pinceladas personales que también hablan de pequeñas heridas.

Yo misma lo hago. Tengo la maleta a medio hacer a la espera de poder huir mañana de este Madrid intoxicado por los políticos en campaña, harta de escuchar sandeces, una supuesta forma de vivir a la madrileña que no tiene absolutamente nada que ver con el día a día. Frivolidades que solo pueden decirse desde el privilegio, cuando no tienes que preocuparte de pagar las facturas. Discursos de odio que revuelven el estómago sobre menores extranjeros no acompañados. Lástima que la lectura no cure el fascismo. Apuntes para un naufragio sería un buen regalo para enviar por correo a algunos políticos y a quienes les apoyan.





Cuenta la canción de Ayub Ogada que se acerca la lluvia. Yo pienso que ojalá caiga un aguacero y se lleve el odio, el miedo y la miseria, los intereses políticos, los discursos racistas y a los que los pronuncian.



6 comentarios:

  1. Tiene que llover a cántaros. Es terrible presenciar cómo se activan todos los mecanismos para alentar el egoísmo y el odio, pero no hay ni comparación con la desesperación que te empuja a subir a esas barcas, ni hay consuelo contra la indiferencia 😥 Pero no queda otra que resistir, me llevo las voces de Ayub y de Davide y te deseo buen viaje. Volver a casa y más en primavera siempre es bueno y estamos urgentemente necesitados de cosas buenas...

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    1. Gracias por los buenos deseos. Estamos muy necesitados de cosas buenas, de gente sensata, de empatía...
      Mientras, seguimos con la esperanza de aportar el granito de arena y si no, siempre nos quedarán los libros para escapar durante un rato de la realidad.

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  2. Sería necesario un huracán con su tornado correspondiente para que arrastrara toda la mierda que estamos viendo/leyendo estos días (con el beneplácito de los medios, que no se diferencian ya con el tertuliano-cuñado de turno). Perdona la vehemencia pero es que me pone revuelta todo esto.
    El libro no lo conocía y me parece una reseña magistral que suscribo punto por punto. Me encantaría que toda esa gente que desprecia y juzga la situación de las personas migrantes, acudiera una sola noche al puerto a colaborar, que vean de primera mano lo que es ver morir personas y ver si después siguen diciendo las mismas sandeces. Hace unos años estuve un verano en Fuerteventura colaborando con una ONG que asistía a personas migrantes que venían en pateras. Jamás podré olvidar la desesperación y la alegría por haber pisado tierra y la tristeza de ver que efectivamente, como dices tú, no se acercan ni de lejos a lo que esperaban al llegar aquí. Jamás olvidaré a las dos personas que no lo consiguieron.

    Mucho ánimo, Lidi.
    Un beso.

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    1. Hola, Ani.
      Creo que el mismo día o al día siguiente publicabas en IG tus impresiones del libro "Los orígenes" (que ya tengo en mi lista) y encontraba muchas similitudes en lo que comentabas y en la impotencia que nos invade ante ciertos discursos, afirmaciones, políticas, etc...
      Suscribo cada palabra, hay quién debería moverse de su zona de confort para hacer funcionar la empatía.
      No sé lo que nos deparará el futuro, pero aquí en Madrid se presenta bastante oscuro.
      Un beso fuerte.

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  3. Me siento tontamente orgullosa de comprobar que mucha gente respira el mismo asco que yo hacia esas personas sin cerebro que son incapaces de sentir empatía por un migrante. Precisamente quiero escribir sobre ello en el blog y no encuentro el momento porque mi cabeza está en historias más cercanas, pero al leerte casi desisto porque lo que yo siento está ya expresado, y encima con prosa bella y certera. No sé, ya veré lo que sale. Es hermoso tenerte de referente para lecturas y para reflexionar, y sentir que la gente que te lee piensa como yo. Los poemas del blog más reciente me han llegado al alma también, pero voy a compartirte este para ver si, entre todos, calamos en las mentes más volátiles, esas que necesitan que les recuerdes que la verdad no es la que vociferan algunos bravucones sino la que susurra que todos somos iguales, pero algunos, por desgracia, nacen en tierras de desesperanza. Un abrazo inmenso, Lidia.

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    1. Querida Mercedes, hace unos días escuchaba a alguien decir que pensaba que, en el fondo, queda mucha más gente decente y solidaria pero que a esa no se la oye. No sé si creerlo, la verdad. Cada día se ve y se oyen afirmaciones que me espantan y cuesta ponerse en el lado optimista. Pero al final, creo, lo importante es de qué lado está cada uno, es decir, en realidad lo que me importa es en qué lado estoy yo y la gente a la que quiero y aprecio y al resto, cada vez más, la pongo en cuarentena. Tengo un total convencimiento de que formas parte de mi tribu y te agradezco cada una de tus palabras y emoción transmitida.
      Encontrarás las palabras para hacer esa entrada, estoy segura.
      Un beso enorme.

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