La entrada de hoy tiene un poco de todo: libros, lugares e historia. Y todo ello unido por la palabra casualidad. Porque fue casualidad que hace varios años leyera "Entre sueños" de Ángeles Ibirika y me quedara prendada no solo del romance que había tras las páginas, sino también de la zona de Navarra que tan bien retrataba en ellas. Fue casualidad que este año volviera al valle del Roncal y del Salazar de vacaciones, tachando de la lista los lugares que no había podido visitar en mi anterior viaje. Fue casualidad parar el coche en Esparza de Salazar y encontrar en su tablón de anuncios que dos días después habría una conferencia en relación al campo de concentración francés -en Gurs- que había sido creado inicialmente como campo de refugiados de españoles y brigadistas en 1939. Un conjunto de casualidades que me sirven para hablar también de la falta de memoria histórica.
ENTRE SUEÑOS
Ángeles Ibirika
Sin duda, mi novela romántica favorita de Ángeles Ibirika, seguida de cerca por Antes y después de odiarte y Un refugio en Katmandú (que no pertenece al género romántico). Entre sueños es una historia que suelo releer casi cada año porque siempre me transmite la intensidad de los sentimientos de los protagonistas, Jon y Beatriz, pero también por el retrato que hace de ciertas zonas de Navarra, sus paisajes, leyendas, costumbres e incluso gastronomía.
Para mí es una guía turística y creo que no me he dejado ningún lugar mencionado entre sus páginas sin visitar. Por eso aprovecho para recomendar que hagáis como yo: leed la novela y trazad en un mapa los lugares que aparecen en ella. El valle del Roncal y del Salazar y sus pueblos: Roncal, Burgui, Ochagavía, Orbaizeta, la selva de Irati, la foz de Arbayún, Aitzmurdi (en la zona de Leitzaran), etc...
Uno de los encantos de la zona es que puedes coger el coche una tarde e ir parando por los pueblos y dedicarles un tiempo a cada uno, visitar los puentes, senderos, iglesias y casas.
Son pueblos pequeños, limpios y preciosos. Las casas y su decoración floral son, por sí solas, obras de arte.
En esas estábamos cuando paramos en Esparza de Salazar, a escasos 7 km de Ochagavía. Que a la entrada de cada pueblo tengas la posibilidad de ver el tablón de anuncios con las actividades programadas también me parece un plus. Y allí estaba anunciada una conferencia que cambiaría mi destino de vacaciones: Gurs. Tan cerca, tan lejos.
JOSU CHUECA
El ponente, Josu Chueca, profesor de Historia Contemporánea de la UPV, publicó hace diez años el libro sobre Gurs, un campo de concentración situado a menos de 100 km de donde nos encontrábamos, pasando los Pirineos. Os confesaré algo: temía que la conferencia fuera en euskera y perdérmela. Pero no. Fue en castellano, con documentación fotográfica y realmente bien explicada. Suficiente para ser consciente de que una vez más no sabemos nada. A menos de dos horas estaban los vestigios de un campo de concentración en el que habían estado, entre otros, más de 25.000 españoles y brigadistas internacionales que lucharon en la guerra civil.
Teniéndolo tan cerca, fue fácil hacerle un hueco, cruzar los Pirineos y llegar hasta Gurs. Previamente paramos en Mauleón-Licharre (la Iglesia es preciosa y hay visita obligada al Château). Podéis encontrar información del campo de Gurs en varias páginas on line o en el libro de Josu Chueca pero quería dejaros varios apuntes:
- Existe un memorial en la entrada, con vídeos y fotografías. Los franceses, llevados por la vergüenza, intentaron ocultar su existencia y convirtieron sus casi dos kilómetros en un bosque. Eso no le resta mérito a que, actualmente, sí se haya hecho un trabajo de rehabilitación y de memoria. Me parece muy significativo que, además de en francés, la información esté disponible en otros idiomas: español, inglés y alemán.
- Existe un cementerio. No fue campo de exterminio (aunque muchos de los judíos que estuvieron internados fueron deportados) pero las pésimas condiciones en las que estuvieron se cobraron más de mil vidas en el tiempo que permaneció abierto.
- Justo en la entrada se instalaron unas vías de tren. No fue así cómo llegaron sus residentes, sino en vehículos, pero es su forma de recordar a los judíos que fueron deportados desde allí y enviados a los campos de exterminio.
- El campo fue creado para distribuir refugiados. Corría el año 1939 y se montó en 42 días. En 1940 lo ocuparon aquellos a quienes llamaron "los indeseables": presos políticos, prostitutas, judíos, represaliados... En 2017, ser consciente de que nada ha cambiado es una bofetada para la comunidad internacional y ese reparto de refugiados que nadie quiere asumir. O para los campos de concentración para homosexuales en Chechenia. La historia siempre se repite.
Solo se me ocurre cerrar esta entrada invitándoos a visitarlo y recordando las palabras de Primo Levi que inician su testimonio como superviviente en un campo de concentración nazi en Si esto es un hombre, libro que empecé y he abandonado momentáneamente por toda la desolación que me transmitía.
Si esto es un hombre
Los que vivís seguros
En vuestras casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:
Considerad si es un hombre
Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz
Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
Quien no tiene cabellos ni nombre
Ni fuerzas para recordarlo
Vacía la mirada y frío el regazo
Como una rana invernal
Pensad que esto ha sucedido:
Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
Al estar en casa, al ir por la calle,
Al acostaros, al levantaros;
Repetídselas a vuestros hijos.
O que vuestra casa se derrumbe,
La enfermedad os imposibilite,
Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.