.Image { text-align:center; }

31 de julio de 2022

¿Por qué estás en una fiesta si estás triste?

Difficile est tacere cum doleas

Es difícil callar cuando se siente dolor.


¿Qué puedes contar cuando estás en estado de aturdimiento? Cuando no hay lectura que te abstraiga de este cúmulo de malas noticias, cuando no encuentras sitio para la frivolidad, cuando al terminar el día piensas: hoy todo mal.

Hay que encontrar un resquicio, una grieta. Esa por la que dicen entra la luz. 

Estos días inacabables, largos y luminosos. Cálidos y abrasadores. Esta pereza y este caos lector donde se abren varios libros a la vez y cuesta quedarse en alguno hasta el final. Y, aun así, tener siempre un libro a mano. Consolarse en la brevedad de la poesía. Joan Didion y su Noches azules.

Días de regar la sedienta huerta  y cosechar fruto y belleza. Ramos de avenas locas y lavanda. Mirar a un cielo estrellado por la fortuna de vivir en una reserva Starlight y aprender Algo nuevo en los cielos de la mano de Antonio Martínez Ron. Llegar doce años tarde a la película Beginners, pero llegar.

Llenar los días con algo más que este pesimismo latente. Respirar. No perder el tiempo, no al menos con lo no importante. Perderlo cuando corresponde. No abandonar ni abandonarse. Ni dar el día por perdido.


Recordar dónde estabas y dónde estás ahora. 

Encontrar siempre ese resquicio. Y asumir que somos principiantes.


Hunde
la casa.
Trabaja noche y día
en destruirla
pues noche y día habías trabajado
para esconderte en ella.
Destruye hasta que nada
entre el escombro
te sea reconocible.
Comparte la intemperie
con otras alimañas.
Acostúmbrate al frío.
A ese brillo
mortal
de las estrellas
al ojo indescifrable
que habías olvidado.

Porque solo las ruinas
—lo supiste
una vez
por qué en tu descuido
lo habías olvidado—

porque solo las ruinas
pueden

en verdad

habitarse.

Ada Salas.
Esto no es el silencio.