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19 de febrero de 2023

Nostalgia, Robin Williams y el Club de los Poetas Muertos

Define la RAE la nostalgia como:

1. f. Pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos.
2. f. Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida.

Tiene la nostalgia cierto poder en nuestro ánimo. Escuchaba uno de los episodios más queridos del podcast Gabinete de Curiosidades y como siempre me ocurre,  me emocionaba al llegar al final, cuando se menciona a Robin Williams. Robin Williams que, para muchos, siempre será el profesor Keating. Esa nostalgia de la que hablaba al principio me llevó a ver la película "El indomable Will Hunting" por la que ganó un muy merecido Oscar a mejor actor de reparto y "En la mente de Robin Williams" (Robin Williams: Come Inside My Mind), un estupendo documental que nos acerca a la vida personal y profesional del actor. En sus últimos años padecía demencia con cuerpos de Lewy y fue lo que provocó su suicidio. 

Luego recordé que llevaba años sin ver El club de los poetas muertos y decidí que era un buen momento para hacerlo. Al mismo tiempo, descubría la novela de Nancy H. Kleinbaum, en el que se adaptaba el guion original de Tom Schulman, por el que se llevó el Oscar. La película, de 1989, dejó una profunda huella en toda una generación y confío que en las posteriores. Es un canto a la vida, a las artes, al pensamiento crítico, al inconformismo. No es perfecta, casi nada lo es, pero Robin Williams consigue hacernos atravesar la pantalla y querer formar parte de esa clase de Literatura donde se habla de lo que merece la pena y de un club secreto donde se intercambia poesía, inspiración y sueños.

No teman, aprenderán lo que este colegio exige que sepan; pero, si puedo completar mi tarea, aprenderá aún bastante más. Por ejemplo, descubrirán el placer de las palabras; porque, pese a todo lo que les hayan podido decir, las palabras y las ideas tienen el poder de cambiar el mundo.

(...) Keating se acuclilló en el centro del pasillo.
- Acérquense, señores; quiero confiarles un secreto.
(...) Cuando ya todos estaban tensos por la espera, Keating habló quedamente, con tono confidencial.
- Se escribe y se lee poesía, no porque sea bonita, sino porque se es parte de la humanidad. Se escribe y se lee poesía porque los seres humanos son seres con pasiones. La medicina, el derecho, el comercio, son nobles actividades, necesarias para mantenernos con vida. Pero la poesía, el amor, la belleza, ésa es nuestra razón de ser. Citando a Whitman:

¡Oh, yo! ¡Oh, vida! Todas estas cuestiones
que me asaltan
Estos cortejos sin fin de incrédulos
Estas ciudades pobladas por idiotas
¿Qué hay de bueno en todo esto, oh, yo, oh, vida?
Respuesta
Que tú estás aquí - que la vida existe, y la identidad,
que el prodigioso espectáculo sigue,
y que, quizá, tú contribuyes a él con tu rima.

(...)
-¿Cuál será la rima de ustedes? -preguntó entonces, mirándoles uno por uno-. Díganme, señores, ¿cuál será su rima?


En estos tiempos convulsos, sin demasiadas opiniones propias y poco sentido crítico, está bien que nos recuerden que se puede ir a contracorriente como Keating  o como Ethan Hawke en su papel de Todd Anderson, que fue capaz de revelarse en el último momento ante la injusticia cometida por ese colegio asentado en los valores de tradición, honor, disciplina y excelencia. También nos recuerda que hay que estar preparado por si no hay finales felices o acecha alguna tragedia que pudo haberse evitado si hubiéramos escuchado al otro en lugar de imponer nuestros deseos y decisiones.

Si os invade la nostalgia como a mí, recordad que El club de los poetas muertos, en su versión película o novela es una buena elección. Y que Robin Williams hizo, con su presencia y trabajo, de este mundo un sitio mejor.




Me fui a los bosques porque quería vivir sin prisa. Quería vivir intensamente y sorberle todo su jugo a la vida. Abandonar todo lo que no era la vida, para no descubrir, en el momento de mi muerte, que no había vivido. H.D.Thoreau.