.Image { text-align:center; }

23 de enero de 2020

Sin llaves, a las puertas del instante estoy

"Candiles de aceite habrá que encender 
sin llaves, a las puertas del instante estoy"
Sin llaves. Manolo García.

Nunca se me ha dado bien claudicar. Quizá por eso en los últimos años he ido encadenando destinos y trabajos sin el tiempo necesario para cerrar una etapa y abrir otra. Hasta que en septiembre me colapsé y en diciembre paré. 

Ahora, todas esas actividades que antes no podía hacer con mi tiempo son posibles.  Pequeñas cosas: leer más, escuchar podcast o audiolibros, salir a pasear por las tardes, volver a disfrutar del cine y las series, revisionar programas o charlas que me había perdido. Rodearme de gente especial para mí. Ir a Córdoba a pasar las fiestas sin tener que salir corriendo porque nunca es buen momento para pedir días libres. Planear unas vacaciones sin que tengas que cuadrar una agenda laboral con circunstancias que ni siquiera dependen de ti. Permitirme un día en blanco. Escribir en el blog sin ninguna prisa.

Ayer, hojeando Cuaderno de faros, de Jasmina Barrera, leía un párrafo que había señalado en mi primera lectura:

"En 1814, sir Walter Scott realizó un viaje a Escocia con una comisión de inspectores de faros en la que se encontraba Robert Stevenson, a bordo de un buque faro llamado Pharos. Scott escribió un diario durante este viaje y ahí cuenta de Bessie Millie, una anciana que vivía en el pueblo de Stromness y que se ganaba la vida vendiéndole vientos favorables a los marineros. Nadie osaba embarcarse sin antes visitar a Bessie Millie, quien pedía en sus rezos que el viento acompañara el trayecto del marinero. Para llegar a su casa, que Scott describe como la morada del mismísimo dios de los vientos, había que transitar por una serie de caminos maltrechos y peligrosos."

Si existiera una Bessie Millie contemporánea probablemente yo también querría comprarle un viento favorable para mi viaje en tierra firme.

El tiempo y la salud física y emocional es lo más valioso que tenemos. Temía que la inactividad profesional me trajera de cabeza o que la incertidumbre por el futuro lo acaparara todo, pero no. Los días, cuando los vuelcas en todo aquello que te hace bien, se transforman en tiempo bien invertido y, aún a riesgo de sonar dramática o excesiva, te enriquecen el alma. Aunque ojalá existiera una red de seguridad. Una Bessi Millie.


El otro día escuchaba un podcast de la escritora y psicóloga María Fornet : Cómo ser una mujer sensible en tiempos modernos (podéis pinchar y escucharlo) y me quedé con un mensaje final o al menos el que yo interpreté: ante el continuo bombardeo de problemas, noticias e información que se convierten en piedras en nuestra mochila diaria, debemos permitirnos poder "vaciar la jarra". Qué gran metáfora. 

No me había dado cuenta de lo cansada que me sentía por todas las veces en las que sabes que -en una parte de las redes sociales teatral y superficial - no encajas, no aceptas, no compartes. Y no pasa nada. Se asume y dejas que entre esa pequeñísima parte que sí adquiere valor para ti.

La propia María Fornet en su libro Feminismo terapéutico decía en relación al éxito:

"Cuando yo hablo de éxito, hablo de vivir de manera sistemática en el camino hacia aquello que a ti te hace sentir bien y crea una vida acorde con lo que para ti es importante. Hablo de orientar esos valores a la persecución de unos objetivos que para ti sean significativos, que signifiquen algo, que te hagan sentir más feliz, más rica, más plena. Hablo de vivir de forma estratégica en una dirección que conecte con quien realmente eres, de tener las herramientas necesarias para reevaluar tus opciones cuando te pierdas en medio de ese camino, de rodearte de personas que te respeten y quieran que te conviertas en tu mejor versión. Personas que también te permitan ser de cuando en cuando tu peor versión, pero que te ayuden a salir del hoyo y no te empujen más al fondo. Hablo de, siguiendo la expresión de Erica Jong, arriesgarse a parecer tonta, a probar y a equivocarse, a aceptar que esa es la única manera sincera de buscar tu voz en medio de tanto lío."

No sé cuánto durará este paréntesis, este lío, pero por el momento no quiero que termine. Quiero bebérmelo todo, disfrutarlo todo y deseo salir fortalecida. Y si no, al menos, lo habré intentado.

Hace unos días empezaba un libro duro y difícil, Ella soy yo, de Marta Suria (nombre ficticio). Marta habla de lo que supuso para ella haber convivido con un padre abusador. Abusos que su mente compartimentaba en un lugar aislado, bloqueando su recuerdo. Hasta que un día esos recuerdos, casi a los treinta, estallan. Al inicio de ese testimonio, aparecen algunos versos de un poema de Francisca Aguirre.  Lo recojo completo y lo hago mío. Cierro con él esta entrada.


NO OS CONFUNDÁIS

A Justo Jorge Padrón 

Y cuando ya no quede nada
tendré siempre el recuerdo
de lo que no se cumplió nunca.
Cuando me miren con áspera piedad
yo siempre tendré
lo que la vida no pudo ofrecerme.

Creedme:
Todo lo que pensáis que fue destrozo y pérdida
no ha sido más que conjetura.
Y cuando ya no quede nada
siempre tendré lo que me fue negado.

No os confundáis: con lo que nunca tuve
puedo llenar el mundo palmo a palmo.
Tanto miedo tenéis que no habéis advertido
la riqueza que se oculta en la pérdida.

Desdichados,
poca ganancia es la vuestra
si nunca habéis perdido nada.
Yo sí he perdido:
Yo tengo, como el náufrago,
toda la tierra esperándome.

Francisca Aguirre
De los trescientos escalones, 1973-1976











12 comentarios:

  1. Te toca vivir, que no es lo mismo que existir, y tienes una red de seguridad, todos los que te queremos cruzamos los dedos y entrecruzamos las manos para ti, tú vuela, abre caminos nuevos y palante.
    Un abrazo infinito

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Mara. Os siento (siempre) muy cerca.
      Un abrazo muy fuerte de vuelta.

      Eliminar
  2. Ayyy cómo me ha gustado esta entrada Lidi, y lo bien que me ha venido leerla hoy, en este momento.
    No puedo más que estar de acuerdo con todo lo que cuentas y digo más, creo que hasta hay una energía diferente aquí, en tu rincón, en IG, en tus lecturas... creo que nos enseñan como si fuera una verdad absoluta eso de "no parar" que llega un momento en el que por algún lado tiene que salir a flote todo lo que hacemos de forma automática y que no nos llena ni nos aporta....ese conformismo generalizado de ir como "tirando" no solo quema es que nos daña de una manera que no nos damos cuenta.

    Ya te dije que soy muy fan de este salto tuyo, de tu nueva etapa y de tu búsqueda...al final como dice el párrafo que has puesto tan acertado de María, de eso trata el éxito, de poder elegir tu propio camino, el que sea, cuando sea y seguir creciendo con aquello que nos aporta y nos llena...y si no llegamos o tenemos que desviarnos o dar un rodeo, pues no pasada nada, nos reinventamos otra vez. Hay veces que creo que la vida es un poco eso, reinventarse constantemente y disfrutar del camino (sí, hoy estoy intensa jiji)

    Gracias por este ratito y persona el rollo que he soltado, en esto de hablar por los codos no cambio jeejej

    ¡un besazo enorme y feliz retiro!! muaaa

    Pd: tu red de seguridad somos nosotras ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Ani
      Tu intensidad y tu extensión me ayudan mucho. Supongo, porque casi todo el mundo con el que he hablado del tema opina parecido, que nos sentimos arrastrados por la corriente y, a veces, esa corriente nos consume la energía para hacer otras cosas, incluso para tomar decisiones o empezar otro camino.
      No soy ingenua, quizá esto se quede en un descanso y luego tenga que volver a la misma rutina, o a una parecida. Pero lo haré con todo lo aprendido hasta ahora.
      Por ahora, me lo tomaré con calma.
      Mil gracias por tus palabras y por formar parte de esa red de seguridad, esa conciencia/consciencia que te dice que nada de esto es una locura ;)
      Un beso y nos leemos a la vuelta.

      Eliminar
  3. "Yo tengo, como el náufrago,
    toda la tierra esperándome".
    Qué fuerza. Qué versos has elegido.
    Impresionante.
    Me encanta cómo has usado esos fragmentos para contar tu momento. Que además nos lo cuentes, me gusta aún más. Porque si este blog tiene personalidad, que nos cuentes más de ti hacen a este rinconcito aún más redondo.

    Y si, hay momentos en los que hay que decir basta y pensar en lo que es mejor para uno mismo. Y hay que salirse de esa rueda de las que tanto miedo nos da salir, pero que cuando estamos fuera de ella, pensamos "pues no ha sido tan difícil, hay vida al otro lado". Ah!! y discrepo con las chicas, tu red de seguridad eres tú misma!
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, M. Ángeles
      ¿Verdad que la poesía es muy refugio a veces? Me gusta encontrarme con versos así y sentir que llegan en el momento adecuado.
      Es muy cierto eso de que, una vez que sales de la rueda casi no te crees que un día estuviste tan inmersa en ella. Y qué descanso. Tú sabes bien de lo que hablas.
      Me has hecho sonreír con tu última frase. No sé si tomar ciertas decisiones y afrontar los cambios como vengan te hace ser tu propia red de seguridad. He sonreído porque diría que tienes más confianza tú en mí, que yo en mí misma. Y por eso he sonreído ;)
      Gracias por tus palabras. Me ayudan, me acompañan.
      Un beso.

      Eliminar
  4. Hostias, (¿se puede decir hostias?), vaya poema tan brutal. Igual te lo copio y lo comparto para el insta de Ager, porque creo que tiene unas palabras muy sanadoras para otras mamás, y para cualquiera que haya tenido una pérdida. (Con tu permiso).

    Me llama muchísimo la atención lo que cuentas sobre este libro y qué te voy a decir yo, no puedo estar de acuerdo en que lo más importante es la salud (física, psíquica y espiritual) y el tiempo que emplees en ella, porque al final todo lo que ahora estás haciendo es CUIDARTE. A mí me ha resultado tremendamente valioso el tiempo que tuve para integrar la muerte de mi hijo (que aún estoy haciendo, es un laaargo proceso), para leer, dedicar mi tiempo a mi bullet journal, pasear, escuchar música, hacer mi práctica de yoga y meditación con calma, para hacer la comida despistándome con una mosca y no pasar absolutamente nada.

    No sabía nada de tu parón laboral, pero seguro que es para un cambio mejor. Cuando una puerta se cierra se abre una ventana.

    Escucharé también el podcast cuando tenga un ratito.
    Un abrazo grande, amigui.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esther, he leído de nuevo el poema a través de tus ojos y ha sido cuando yo misma me he dicho: hostias. Llévate este poema a cualquier lugar donde haga bien.
      Creo que, en este mundo de locos, todos deberíamos detener la oportunidad de autocuidarnos, sin que haya ni un ápice de egoísmo en ello.
      Por aquí hay una entrada que se titulaba "A veces una puerta se cierra... y se abre el universo entero". Siempre lo he creído.
      Me alegra que esta entrada te haya dado algo bueno para tu duelo.
      Te abrazo fuerte, Esther y os llevo en el pensamiento.

      Eliminar
  5. Hola!
    Estamos tan obsesionados con vivir como «debemos» que se nos olvida vivir como «queremos». Fuerza y a tomarte tu tiempo, no lo parece, pero me parece una decisión muy valiente ♥
    Recarga pilas y descansa, el cuerpo es muy inteligente y hay que hacerle caso.

    Ains, justo estas fiestas también me he ido de viaje a Córdoba, de turismo, que ciudad tan preciosa ♥

    Un besote, de los grandotes ♥

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Pepa
      Mil gracias. Sé que había algo "mal" en esa corriente que estaba guiando mi vida, así que me alegro de haber parado. Recargar pilas está siendo mi prioridad ;)
      Me hace feliz que hayas estado en mi tierra y te haya gustado ♥ Entenderás por qué resulta tan difícil vivir tan lejos de ella :)
      Gracias por tus palabras, Pepa. Te mando un beso de vuelta igual de grande.

      Eliminar
  6. Hola Lidia, como siempre llegando al corazón con tus palabras, tus lecturas y tus vivencias. Es una gozada leerte. Si este parón te sirve para tirar más del blog, bendito sea; a los demás nos hace un favor.
    Puedo asegurarte que los cambios de aire, aunque a veces nos dan miedo, siempre son beneficiosos. Yo sentí pavor cuando dejé la escuela y me lancé de lleno a escribir y ahora no puedo sentirme más feliz. Cierto que la economía no es la misma, pero se compensa con el placer de disfrutar del tiempo. Sonará egoísta, pero tener las horas por delante para mí, para lo que me gusta, es impagable. Sacar rato para los cafés con los amigos, para ver exposiciones o pasar una tarde completa leyendo un libro. Es un lujazo. Yo doy gracias a la vida por poder permitírmelo. Y por tener el sentido común de saber que pago el precio de no poder viajar o comprar ciertas cosas. La libertad no sale gratis. Pero a mí me compensa. Espero que disfrutes mucho de tu tiempo, dure lo que dure ese impás.Un abrazo sincero.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Mercedes.
      Muchísimas gracias por tus palabras y tus buenos deseos. ¡Lo cuentas tan bien! Elegir vivir la vida que quieres es impagable y me siento muy identificada con lo que dices sobre "los lujos a los que una renuncia". La cuestión es que para nosotras esa renuncia no es tanta cuando, puesta en la balanza, la recompensa es mayor.
      No sé cuánto durará esto, pero lo estoy disfrutando de veras, y me alegro de que tú también lo hagas gracias a la decisión que un día tomaste.
      Te mando un beso enorme.

      Eliminar

Antes de comentar, revisa la política de privacidad del blog