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7 de junio de 2020

La belleza de la luz regala el día - Marcos Ordóñez (Una cierta edad)



Sabiduría de Leonard Cohen: 
«Nunca hay que lamentarse. 
Y si queremos expresar la derrota que nos ataca a todos, 
que sea en los confines estrictos de la dignidad y la belleza 
(Discurso de la recepción del Premio Príncipe de Asturias).»



No debe ser casualidad que mis últimas elecciones lectoras sean ensayos o textos autobiográficos. En concreto estoy enredada en tres lecturas muy diferentes de las que voy extrayendo reflexiones, citas y pensamientos. Son El infinito en un junco, de Irene Vallejo; Mi vida en la carretera, de Gloria Steinem y Una cierta edad de Marcos Ordóñez. 

Creo que cada una de estas lecturas merece su propio espacio en el blog, así que me centraré en Una cierta edad. Marcos Ordóñez me deslumbró con su novela Detrás del hielo, así que cuando vi que había publicado un libro a modo de dietario/diario, con anotaciones y reflexiones que abarcan desde 2011 a 2016, no me lo pensé.

Ordóñez nació en 1957, tiene la edad de mi madre, y hay momentos en los que soy muy consciente de la diferencia generacional. En sus textos hay referencias literarias y cinematográficas que yo nunca tuve ni tendré. Pero lo curioso es que el libro está salpicado de temas universales y ahí sí que se produce la conexión. 

«Necesitamos la precisión del arte, un arte que fije y nos fije; necesitamos ese punto y aparte que, colocado en el lugar correcto, como pedía Isaak Bábel, nos desgarre el corazón con la fuerza de unas tenazas.»

Una cierta edad habla de cine, de literatura y del oficio de escribir, de la crítica y los críticos, de la sabiduría de la calle y la de las grandes sentencias de ciertos personajes famosos y admirados. Hay un poquito de mirada social y de mirada íntima. Hay anécdotas, un poco de ironía y algunos recuerdos pasados por el tamiz de la felicidad, fugaces y únicos. 

«Toda vida es una sucesión de vidas breves, como bien contó Onetti: por eso nos cuesta siempre reconocernos en las viejas fotos. El problema con las vidas breves es que cuando te parece que ya comprendes el libro de instrucciones de una, llega la siguiente y te pilla siempre sin manual. O al revés: que cuando crees haber aprendido el funcionamiento de la máquina, un tropiezo de raíces muy lejanas te hace ver que no has cambiado tanto como creías. La vida te pone siempre en su sitio: el de un aprendiz. Ahí está la gracia, aunque a veces maldita la gracia que tiene.»

Me reconforta leer los pensamientos de Marcos Ordóñez en estos tiempos convulsos porque ya sabéis que tengo tendencia al pesimismo y lo que ocurre en nuestro mundo no invita al optimismo; a pesar de todo, soy consciente de estar siendo testigo del cambio: una pandemia global, la crisis climática y la migratoria, la lucha feminista y el movimiento contra el racismo... No son meros eslóganes. Espero que en el futuro, los pequeños hitos, queden reflejados en los manuales de Historia. 

«La historia es conocida. Nietzsche en Turín. Una oscura y borrascosa tarde de invierno rompe a llorar y se abraza a un viejo caballo azotado sin piedad por el cochero. Quizás los hombres se dividan entre quienes consideran ese acto como el comienzo de la locura del filósofo y quienes perciban la grandeza de su alma, y lloren también, un poco, y vean en los ojos del viejo caballo a todos los inocentes bajo la fusta de los bárbaros.»

Quizá si un día hiciera como Marcos Ordóñez y decidiera tomar notas sobre lo que ocurre y sobre lo que me importa, todos estos temas llenarían páginas y páginas. ¿No lo es ya acaso, aunque sea un poco, este blog? Pero seguro que también los lugares seguros y comunes que toca el autor y que ya he mencionado. 

Dice Ordóñez«Hablando puedes decir incontables memeces; escribiendo tienes la oportunidad (y diría que la obligación) de repensarlo.»

Puede que suene a obviedad, pero a mí me parece una de esas conclusiones a las que uno llega cuando ha traspasado una cierta edad.


6 comentarios:

  1. Voy a enmarcar esa cita de Leonard Cohen. También me siento muy identificada con la última. Ojalá se generalizase lo de pensar dos veces antes de hablar, o de escribir. Ojalá más dignidad y más belleza. Más entradas como esta ♡

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    1. Te leo y pienso que en realidad no pedimos demasiado ¿verdad? Lo que sí creo (sin pretender sonar presuntuosa) es que tú y yo estamos en ese camino que busca aportar algo bueno y dejar el resto en el camino. Y seguimos, Marisa.

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  2. Sin lugar a dudas este blog está lleno parte de esas anotaciones mentales que haces. Por eso, vuelvo a insistir, es bonito volver a leer entradas antiguas cuando ha pasado tiempo: es como abrir un cuaderno de anotaciones y sorprenderte por lo que escribiste. Pero fíjate, te animo a ese cuaderno físico y a esas anotaciones; seguro que ya tienes alguna libreta donde escribes citas, o ideas, o películas... No estaría mal desarrollarlo aún más,¿no te parece? La idea me parece tan romántica...
    Tus entradas cita-reflexión se están ya haciendo marca de la casa, ¡y me encanta!.
    Beso.

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    1. Hola, M. Ángeles.
      Sí que tengo una libreta de anotaciones, poemas, etc... Fragmentos que por algún motivo me resultan inspiradores y normalmente, acaban aquí :)
      Muchas gracias por transmitirme tanto en cada comentario. Me ayuda a no procrastinar ;)
      Un beso.

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  3. Creo que exactamente eso es un blog, un cuaderno en el que dejamos nuestra huella, de nuestras inquietudes, temores, reflexiones... Sí, notas al fin y al cabo.

    Sobre los títulos de los que hoy hablas no conocía ninguno y los tendré en cuenta. Yo estoy leyendo "El jardinero fiel" no por elección ("cariño, dime qué libro empiezo....." y eligió el que te cuento); un par de los denominados "autoayuda" y que mi parte espiritual me pide leer a ratos; un librito de poemas en gallego (que me está costando porque no lo hablo ni papa de gallego, pero pido ayuda) y uno precioso que me regaló una amiga "Manual de remedios literarios" que lo voy bebiendo a sorbos y me fascina.

    BEsazos.

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    1. Hola, Esther
      Tantas horas invertimos en nuestros blogs que yo veo difícil no dejar algo de cada una de nosotros en ellos.
      Te diré que "El jardinero fiel" es una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Sé que he tenido el libro en casa, de la biblioteca, y siempre lo devolví sin leer, así que estaré muy atenta si haces reseña.
      Manual de remedios literarios es simple y llanamente una maravilla de la edición y del contenido. Al menos para mí. Hay por aquí alguna entrada en la que hablaba de él. No es solo lo bonito que es, sino que se lee como un blog literario ¿verdad? Tú abres sus páginas y es como si te encontraras con una reseña tras otra, con ese humor tan inglés... Yo lo saqué de la biblioteca, pero no descarto comprarlo próximamente. Tiene algo muy especial, así que espero que lo estés disfrutando mucho.
      No sé qué tienen los libros de "autoayuda" que, pienso, son un poco denostados pero como tú, creo que tienen su momento y que dejan un poso necesario en ciertos momentos. Ojalá te ocurra eso con esos dos libros.
      Y qué voy a decir de la poesía... #niundíasinpoesía, aunque cueste.
      Gracias por haber pasado y dejado tus impresiones en cada entrada, es bonito volver a ellas para leerte.
      Espero que tengas una feliz semana y unas muy felices lecturas.
      Un beso enorme que espera compensar todos los que me has ido dejando ;)

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