Hace unos días descubrí parte de la obra de Chantal Maillard. El título de esta entrada son los tres últimos versos de su poema Escribir y a continuación os dejo uno completo de su recopilación titulada Matar a Platón. En este año de cambios, de mudanzas emocionales y habitacionales, me parece reconocer #señales en las múltiples imágenes y textos que voy encontrando.
Puedes probar a resistirte a los cambios o provocarlos, en ambos casos será como intentar arreglar un jarrón hecho pedazos con el mejor pegamento: pondrás todo tu empeño, incluso conseguir unir todos los trozos, pero no quedará igual.
Para que algo acontezca no basta un accidente,
no es suficiente un muerto,
ni dos, ni dos millones.
Un acontecimiento es un olor que espera
que alguien lo respire,
una herida que aguarda encarnarse,
el agua de un torrente
inundando los poros,
una mirada que cruza el aire
y encuentra a alguien que le hace señas
y en la seña, en ella, se reconoce.
Uno puede negarse al acontecimiento
y convertir su historia en un simple resumen
de lo ocurrido, pasos que no devienen cruce
y se apagan en vida, o se secan.
Uno puede negarse a saberse en el otro,
basta con acercarse a todo con un walkman
conectado a la carne,
enfundado el cerebro en aquella sustancia
impermeable que nos inmuniza,
basta con refugiarse en un desmayo a tiempo,
en el deseo de amar, u ocultarse
en la furia o el número de una cuenta bancaria.
De hecho, lo más frecuente es
que llevemos cosida el alma a su forro
como los trajes nuevos sus bolsillos,
para evitar que se deformen
por el peso.
Siempre he creído que los acontecimientos, para bien o para mal, son los que conducen nuestra vida, nos mantienen alerta, necesarios como el miedo -que hace que se despierten nuestros sentidos- para evitar que nuestra zona de confort nos adormezca.
Empezaba el año con un ánimo muy diferente. Con un montón de certezas que se han deshecho como un castillo de arena, al primer golpe de ola, porque nunca he tenido demasiada paciencia para quedarme a esperar que el viento cambie de dirección.
Y en esas estamos, reajustando expectativas, forjando apegos, dejando marchar lo estéril y poniendo empeño y ganas en lo que en realidad (me) importa. Tengo todos los mapas desplegados. Preciosa metáfora que encontré en el haiku Ítaca de Pérez Zarco (recopilados en su obra recién autopublicada Las sílabas del día), y que tanto me evocó a Kavafis.
Siempre en camino.
Desplegados los mapas.
Y no llegar.
No importarán las efímeras metas que nos fijemos. Importará el cómo hemos llegado hasta ellas si algún día nos acercamos. Si podemos permitirnos dormir a pierna suelta, si fuimos injustos, si fuimos compasivos, si mereció la(s) pena(s). Y, mientras tanto, seguimos caminando.
No sé si reconocemos señales que nos quieren decir algo en todo lo que vemos/leemos o interpretamos lo que vemos en función de nuestro estado emocional. Tampoco importa mucho si ayuda ¿verdad?
ResponderEliminarNo había leído nada de Chantal Maillard, así que me la guardo para mi próxima visita a la biblioteca. Compartimos descubrimientos ;-)
¡Hola, María!
EliminarMuy acertada tu primera frase, creo que (sobre todo con la poesía) las sensaciones o emociones que nos producen tienen más que ver con nuestra interpretación, nuestro estado emocional, un poco ese arrimar el ascua a nuestra sardina. No soy capaz de valorar un poema de manera objetiva.
Tengo en mi mesita esperando a Wislawa Szymborska, a ver cuantas "conexiones" encuentro. Ya sabes cuánto disfruto con estos intercambios ;)
Un beso.
Me guardo a Chantal Maillard para mis huecos libres y te deseo mucha suerte en tu etapa detox; también intento desligarme de lo que no suma y cuesta encontrar la forma entre tanta maraña. ¡Suerte en el camino!
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Leonor!
EliminarCon este bombardeo constante creo que es muy necesario centrarse, parar y valorar lo que realmente suma y evitar todo lo que resta. En eso estamos :)
Un beso enorme.
Gracias por compartir este fragmento precioso.
ResponderEliminarSí creo en las señales, por supuesto que sí, y hay que ser fiel a ellas en la medida de lo posible. Seguir caminando siempre, unas veces se podrá o apetecerá que sea con la cabeza alta y otras, cabizbaja, pero pasito a pasito tb se alcanza la cima.
Un abrazo.
¡Gracias, Esther! Yo también lo creo así. Pasito a pasito.
EliminarUn beso.
Creo que ahora mismo eres la persona que más me puede enganchar a la poesía. No puedo decirte otra cosa que GRACIAS.
ResponderEliminar"Si podemos permitirnos dormir a pierna suelta" como único objetivo.
¡Vamossssss!
Y yo creo que es de las cosas más bonitas que me han dicho en el blog. Para eso debería servir este sitio, para descubrir "otras cosas". Gracias, M. Ángeles.
EliminarUn beso.