.Image { text-align:center; }

5 de mayo de 2019

Berlín, azul y frío


El 24 de abril se publicó Lo que arriesgué por ti, última novela de Marisa Sicilia. En ella se da luz propia a Dmitry, secundario de peso en Nadina o la atracción del vacío.

Antje, Dmitry y Berlín se reparten el protagonismo en esta historia. Alentada por las imágenes que Marisa Sicilia ha ido compartiendo estos días en las redes (os invito a visitar sus destacados en Instagram y comprobarlo) y, porque yo misma he acabado fascinada por Berlín sus contrastes, sus edificios, sus cielos azules—, pedí a su autora hacer una entrada donde invitaros a recorrerla, teniendo como referencia algunas de las ubicaciones presentes en la novela.

En torno a Antje y Dmitry se ha tejido una trama con todos los ingredientes comunes que encontraríamos en novelas, películas o series de espionaje, por eso también haremos referencias a ellas.

Solo me resta agradecer a Marisa su tiempo y dedicación para dar forma y contenido a esta entrada. Por mi parte, ha sido un auténtico placer. Empezamos.


¿Por qué BERLÍN?

Porque tenía que ser. La historia no sería la misma (es más, seguramente ni siquiera existiría) si no hubiese decidido enmarcarla en Berlín. Cuando terminé con Nadina o la atracción del vacío, no dejaba de preguntarme qué sería de Dima, dónde iría a parar y cuál sería su futuro. Y como nunca eres neutral —y yo quería lo mejor para él— vi enseguida cual era el tipo de mujer que sería capaz de hacerle frente: una mujer con poder, por encima de él en varios aspectos, pero que, por su trabajo y su experiencia vital, podía llegar a esa relación de igual a igual que deseaba para ellos, que deseo para todas mis parejas y en todas mis historias, aunque el punto de partida no sea ese. 

«Puede que se debiese a que era una mujer y ocupaba un puesto de responsabilidad, por lo que siempre parecía tener algo que demostrar. No se entendían bien. Dmitry percibía su continua necesidad de reafirmarse, de dejar claro que estaba por encima de él. No tenía por qué restregárselo constantemente, pero lo hacía.» (pág. 27)

Y, para ser sincera, tengo que reconocer que primero pensé en Londres, pero no acababa de estar convencida ni sobre la ciudad ni de si era buena idea seguir adelante, hasta que me dije: ¿y por qué no Berlín? Y todo hizo clic. Ya no dudé más. 


BERLÍN como estado de ánimo.
Cielos azul oscuro sobre la ciudad en la portada...

¿Es Berlín, además de un lugar en el mapa, un estado de ánimo?


Lo es. Son ellos los que la recorren y nosotros los que la vemos a través de sus ojos. Esa subjetividad es la que hace que la ciudad parezca fría y sin alma en determinados momentos y en otros se muestre más acogedora. Además, Dmitry es ruso, nació en la Unión Soviética. Después de haberlo tenido todo en París, acabar en Berlín es un retroceso aún más evidente porque gran parte del entorno le recuerda lo que creía ya superado. 

«Durante el trayecto se dedicó a observar la ciudad a través de la ventanilla. Calles frías, luces congeladas, nuevas construcciones de hormigón y cristal. Al cabo de un rato cruzaron al antiguo sector oriental. Algunos edificios conservaban una estética que le era familiar y bien reconocible. Lo odiaba.
Odiaba Berlín.» (Nadina o la atracción el vacía, pág. 379)

Es distinto para Antje que no se crio en Berlín, pero vivió la caída del Muro y compartió esa corriente de entusiasmo que generó tanta confianza y tantas nuevas expectativas. Ahora, años después, esas ilusiones han perdido brillo, pero eso no impide que siga tratando de actuar conforme a sus convicciones y sintiéndose parte de la ciudad.


«Después de todo quizá se había estado engañando respecto a Berlín. Quizá no era tan frío, gris y deprimente. Quizá solo necesitaba aceptar que ya formaba parte de esa ciudad que no escondía sus heridas.
—U menya yest' ty —susurró abrazándola.
Y que ella era parte de él.»

(Lo que arriesgué por ti, pág. 239)

BERLÍN como cuna del espionaje

Lo que arriesgué por ti tiene una importante trama de espionaje, agentes y servicios secretos. Un muro que dividió ciudad, ciudadanos y también su propia estética. Y ahí se desarrolla la acción, a caballo entre las antiguas zonas Oriental y Occidental. 
Zonas y barrios divididas por el Muro y controladas por soviéticos, ingleses, americanos y franceses.
¿Por qué recurrir a ese escenario que aún asociamos con la Guerra Fría?

Porque, aunque los equilibrios de fuerzas han cambiado, las amenazas siguen vigentes. En la actualidad, muchos de los ataques son informáticos y agencias como el BND (los servicios secretos alemanes) dedican gran parte de su esfuerzo a vigilar movimientos en redes sociales y prevenir hackeos. Hay miles de personas trabajando en la sede de Neubau —que se construyó específicamente con ese fin y, por supuesto, también entra dentro de sus funciones combatir el terrorismo. 

«La sede del BND en Berlín era un gran edificio gris recorrido por sucesivas hileras de ventanas, todas con idéntico tamaño y disposición, alargadas y estrechas. Resultaba curioso porque en las ocasiones en que lo había visitado jamás había estado en una habitación con ventanas. Las reuniones transcurrían en un espacio interior, totalmente aislado. Dmitry sospechaba que las oficinas con ventanas estaban vacías. Eran solo un decorado. 
Estaba en el distrito de Neubau, muy cerca del centro y dentro de la antigua zona este.» (pág. 25)


Dentro de esas prácticas de “todo vale” que asociamos con los servicios secretos, Berlín destaca por aunar la posición de fuerza que le da ser la capital de uno de los países con más poder e influencia dentro de la Unión Europea (sino el que más), con ese pasado sombrío y no tan lejano del que aún quedan multitud de huellas en la ciudad. De hecho, una de las cosas que más me gusta de Berlín, es que no lo han derribado todo y construido encima, sino que han dejado las heridas a la vista. 
El recuerdo de los bombardeos de la II Guerra Mundial en el Memorial que se alza en la Breitscheidplatz, los disparos de los soldados rusos en las columnas de la Antigua Galería de Arte, el Reichstag convertido de nuevo en sede del Parlamento Federal después de que fuese incendiado en la época nazi, los restos del Muro o la misma Torre de la Televisión, que es la estructura más alta de Alemania y fue erigida en 1969 por las autoridades del este para demostrar la superioridad del bloque comunista frente a la decadencia capitalista. Cincuenta años después ya no hay bloque, sin embargo, la Torre sigue allí. Diría que Berlín es un buen ejemplo de que la vida da muchas vueltas, y hay que seguir avanzando sin que ello implique olvidar. 

«Como para muchos alemanes, para Antje el Reichstag contenía no solo un significado político o social, sino también una gran carga emocional. A los dieciocho años hizo cola durante horas para ser de las primeras en visitarlo tras la reapertura. Era el símbolo de la Alemania reunificada y de la voluntad de afrontar el futuro de un modo distinto. Renovación. Transparencia. Confianza. Aprender de los errores, superarlos y jamás volver a repetirlos. Todo eso representaba aquel edificio.» (pág. 321)
BERLÍN y sus símbolos. 

El hotel Park Inn junto a la Torre de la Televisión, el Reichstag, el aeropuerto de Tempelhof, la Isla de los Museos... Símbolos todos de la ciudad, especialmente visitados y apreciados por los turistas, pero que también guardan cierto simbolismo en la novela: dónde aparecen, cuándo y su importancia a la hora de plantear los avances y retrocesos en la relación de los protagonistas. ¿Costó decidir dónde ubicar cada escena?

Con algunos lugares lo tenía muy claro, como con el Reichstag, quería escena en la cúpula sí o sí y también sabía lo que ocurriría allí, otros fueron surgiendo sobre la marcha (como el puente de Oberbaum o la vieja fábrica de Treptow) y otros, como con el Park Inn, estuve dudando y, si me decidí por él, fue por la cercanía a la Torre de la Televisión. La Torre, además de aparecer en la portada, es un elemento recurrente en la novela y me pasó con ella como le pasa a Dmitry con Berlín. 

Me parecía un armatoste muy poco atractivo, pero cuando comencé a reunir información, descubrí que dependía de la luz, del enfoque… dependía de cómo la miraras, y también yo acabé enamorándome del Fernsehturm, que es el nombre de la Torre en alemán. 



Y en una historia donde, en cierto modo, los protagonistas encarnan cada uno de esos dos lados de Berlín: el deslumbrante y eficiente, y el más turbulento y deteriorado, también a través de la ciudad quería mostrar que es posible la conciliación, que todos tenemos partes oscuras y a veces depende de muy poco que nos inclinemos por ellas o venzan emociones más positivas. Que hay cierta belleza en el deterioro y que la frialdad puede ser solo aparente, y que esa convivencia de ambos extremos es lo que hace de Berlín una ciudad única.


«Era estúpido esperar afecto por parte de ella y tampoco es que hiciese mucho para ganárselo, pero una parte de él lo deseaba.
Debía de ser Berlín, la falta de luz. Quizá influía que Antje solía llegar con el atardecer, cuando el sol conseguía abrirse paso entre las nubes altas y regalaba unos minutos de brillo a la ciudad. O porque le gustaba más de lo quería admitir sentir en sus manos el peso grávido de sus senos, hundirse en ella, dejarse arrastrar a aquel espacio oscuro en el que no estaba claro quién perdía y quién ganaba. O tal vez solo repetía malas pautas y, cuanto más pretendía que no le importaba, más atraído por ella se sentía.» (pág. 162)

Estuve allí hace año y medio y volví aún más enamorada y más enganchada. Más convencida de que si se pretende, no lavar culpas, pero sí asumirlas y afrontarlas, es imprescindible no enterrar el pasado sino recuperarlo y tenerlo bien presente, de que lo que parece imposible puede convertirse en factible de un día para otro, y de que siempre, incluso después de lo más terrible, es posible recomenzar. 

«Se le fue casi una hora en llegar a Lichtenberg. Los edificios no eran vanguardistas, como los de Tiergarten, pero muchos habían sido reformados y presentaban fachadas de colores y algún que otro lavado de cara para hacer menos patente la monotonía de la estética socialista. Muy cerca de la estación se encontraba la antigua sede de la Stasi. Él había crecido con la glásnost y la perestroika, había visto desmoronarse la Unión Soviética y desmontarse una tras otra todas las mentiras que les contaban en la escuela. Cuando tenía dieciséis años solo pensaba en irse lejos y hacerse rico.» (pág. 164)

Todo un legado para lectores, cinéfilos y serie-adictos

La literatura y el cine han tenido y siguen teniendo grandes figuras del género. Frederick Forsyth, Graham Green, John Le Carré, Alan Furst o Ian McEwan son algunos de los autores más reputados. Cuentan en su haber con novelas de espías llevadas al cine, como el propio Robert Ludlum (y su trilogía de Bourne) o el afamado Ian Fleming y su (más famoso aún) James Bond. Actualmente, el auge de las series también ha devuelto a primera línea el papel de los servicios secretos, las tensiones diplomáticas y su influencia en el desarrollo de la política mundial.

Si tuvieras que mencionar novelas, películas o series ¿cuáles serían tus recomendaciones?

El espía que surgió del frío, de John Le Carré.  

Ambientada en plena Guerra Fría, cuando acababa de levantarse el Muro, retrata la falta de escrúpulos tanto a un lado como a otro de esa línea divisoria. Antes de dedicarse a escribir, el propio Le Carré trabajó para el MI5 inglés, así que no hay que dudar de que escribe con conocimiento de causa. 

Por cierto, que hay una historia de amor creíble y muy emotiva en esta novela, solo que Le Carré no tiene mucha fe en los finales felices. 


El momento en que todo cambió, de Douglas Kennedy

Situada en los años ochenta, nos lleva a Berlín de la mano de un escritor estadounidense que se documenta para su próxima novela, allí conocerá a Petra, una berlinesa de la RDA que ha logrado pasarse al otro lado. El contraste entre el Berlín Occidental, sitiado pero singularmente libre y vivo y la opresión que impera en el Oeste, la difícil situación de Petra, la arrogancia moral de Thomas… 

Todo hace de esta novela una lectura intensa y difícil de olvidar. 

El honor perdido de Katharina Blum, de Heinrich Böll.  

No transcurre en Berlín, sino en Colonia, y no es de espías. Pero este retrato de una mujer, injustamente acusada de cómplice por haber sido la amante de un criminal, es una buena muestra de cierto carácter que yo identifico como germánico (en buena medida por lo mucho que me impactó esta novela ya hace más de veinte años), así como lo insensible de la maquinaria del Estado y la manipulación a la que nos someten los medios de comunicación. 

Y ya ambientadas en la actualidad hay dos series que no puedo dejar de recomendar: 


Berlín Station. Los protagonistas son agentes de la estación en Berlín de la CIA y se centra en cuestiones muy reales como las filtraciones de datos confidenciales a la prensa (WikiLeaks y demás), yihadismo, grupos neonazis… Buenos personajes, buenas interpretaciones y los mejores planos de la ciudad.

Homeland. Terrorismo, luchas de poder, problemas mentales, conflictos éticos… 
Una serie con una primera temporada deslumbrante y otras más irregulares, pero de la que destaco la quinta  por transcurrir en Berlín y por recuperar con creces la tensión dramática.


Aquí ponemos punto y final a esta entrada. Por mi parte, además de suscribir todas y cada una de sus recomendaciones, también os invito a que, si queréis disfrutar de una novela con las etiquetas "thriller" y "espionaje" junto a la de romántica os dejéis tentar por Lo que arriesgué por ti.
Los servicios secretos alemanes, rusos y franceses manteniendo un pulso entre ellos y en lucha común contra el terrorismo yihadista. 

Un pulso entre los propios Antje y Dmitry. Os esperan en Berlín.


Booktrailer





8 comentarios:

  1. Muy buena entrada. Berlín es uno de mis eternos, no me preguntes por qué, siempre digo de ir un fin de semana y al final, cuando viajo me decanto por otro destino. Ahora lo tendré más presente, jajaja
    Sí que es cierto que parece otro personaje más de la novela, y ahora con esas frases y esas explicaciones (algunas no las había tenido en cuenta) das otros sentido a las ubicaciones
    Mil gracias!!! ♥ a tí y a Marisa Sicilia ;)
    Un besote

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Pepa!
      Tampoco yo he estado en Berlín y ahora no dejo de decir aquello de "no quiero morirme sin haber ido..."
      Me alegro muchísimo de que hayas hecho esa "segunda lectura" de la novela a través de esta entrada.
      Gracias a ti por venir, decírmelo, compartir, y estar siempre tan cerquita ♥
      Un beso enorme.

      Eliminar
  2. Berlín... Yo he tenido la suerte de visitarla dos veces, y destaco de ella una peculiaridad que no he sentido en ningún otra ciudad a la que he viajado: el deseo de información. Es un lugar al que se dota de sentido si sabes lo que pasó allí. Como muy bien dice Marisa, el hecho de no ocultar una etapa de su historia realmente fatídica, hace que entiendas como su sociedad "ha crecido y evolucionado" afrontando un error que no cometió una sola persona, sino que fue "permitido" a los ojos, de por desgracia, muchos. en mi opinión es todo un ejemplo (para una sociedad y para un individuo), del que puedes aprender en una visita de 2-3 días y apuntándote a todo free-tour habido y por haber. Si a ese chute de turismo cultural (de los más actuales del mundo por la cercanía en que todo pasó), se le suma una ciudad totalmente bohemia, muy interesante por moderna, y unas currywurts geniales (que a mi personalmente me flipan), el viaje se hace completísimo. Y ya, individualmente, tengo que decir que tengo historias muy bonitas que me sucedieron en Berlín.
    Arrrgggg!! Es que me puede hablar de esta ciudad.
    Que Marisa la haya elegido como protagonista de la esperada historia de Dima, la hace un ingrediente más para querer leerla. Ojalá recuerde mucho de los escenarios que describa en la historia cuando la lea, sin duda me hará la lectura más emocionante.
    Genial entrada, muy diferente, y muy bien expuesta por ambas. Congratulations!! Os lo diría en alemán si supiera hecerlo...
    Beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, M. Ángeles!
      Berlín lleva en mi lista de destinos deseados desde hace... años. Más que ninguna otra ciudad europea. A ver si consigo subir a un avión a B. y podemos pasearla como merece. El caso es que leyendo el libro de Marisa y viendo las fotografías y referencias, esas ganas han crecido exponencialmente. No es solo porque estéticamente me fascina... es que además me gustaría ver cómo han conseguido reconciliarlo todo. Pasado y presente.
      Yo creo que sí vas a distinguir esos lugares y los vas a evocar durante la lectura (ya me contarás si lo haces, please!)
      Y muchas gracias por tus palabras, son un chute de energía (como las de Pepa) para traer entradas así al blog.
      Un beso enorme.
      PD: Ya me imagino una de esas entradas en tu blog contándonos alguna de esas anécdotas... a mí me encantaría leerla. Más si va acompañada de tus fotografías. Ahí lo dejo...

      Eliminar
  3. Menudo trabajazo de entrada, Lidi. Es el complemento perfecto después de leer el libro. ¡Me encanta! También sigo los stories de Marisa, donde va hablando de los escenarios de la historia. Todo esto la hace más real, más cercana ♥. Yo nunca he estado en Berlín así que toda esta información hace que me acerque mucho más a ella.

    Qué bonito todo lo que hacéis juntas, cuánto cariño e ilusión.
    Sois un combo maravilloso.

    ¡Mua!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Moni ♥.
      Aciertas en lo de hacer la entrada con cariño e ilusión. Y lo cierto es que todo es fácil y bonito cuando se trata de Marisa.
      Una entrada muy especial para las dos. Si se transmite, el objetivo está conseguido ;)
      Un beso, Moni.

      Eliminar
  4. Cuando leí la entrada por primera vez,flipé. Tuve como una especie de mariposas en el estómago unido a ese picazón de manos que me entra cuando quiero tener un libro en mis manos. Las grandes historias, ya sabes.
    Ya te lo dije en privado y te lo repito ¡ENTRADA MARAVILLOSA! que ha hecho sin duda alguna que quiera leer esta historia ya. Ese contexto histórico tan importante y que estoy de acuerdo es necesario para que una historia así encaje, me ha dejado completamente cao. En serio, mira que has hablado de libros por aquí y me has recomendado algunos personalmente que me han llamado la atención (recuerdo ese momento En busca de la felicidad que sigo aún IN LOVE) pero esta historia y esta entrada, sin conocerla, sin leer el libro previo y sin conocer a Marisa, me han parecido de una profesionalidad y una elegancia brutales.
    Gracias por estos momentos blogueros de calidad.
    ¡Un besazo Lidi!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Ani
      Muchísimas gracias por todos esos cumplidos ♥. Con tu bagaje lector a mí me parece muy difícil despertarte interés por libros que salen de tu zona lectora habitual así que, si esta vez lo he/hemos conseguido, me doy por muy satisfecha :)
      Ojalá te animes. Si lo haces, no dudes en comentarme tus impresiones.
      ¡Un beso enorme!

      Eliminar

Antes de comentar, revisa la política de privacidad del blog