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31 de diciembre de 2023

Adiós, 2023

He dudado mucho si hacer o no la entrada de despedida del año. La situación internacional lo convierte todo en mera frivolidad. Y sin embargo. 

¿Para qué sirven las listas de fin de año? Creo que solo para dar un poco de orden al caos de vida, imprevistos, eventos, rutinas laborales y ocio. He escuchado a gente hablar de que 2023 le ha pasado por encima y a estas alturas ya llegamos desfondadas. Un poco sí.
Así que paro hoy y recopilo lecturas que me sacaron de ese lugar común al que llaman mundanal ruido. Las más destacables han sido:

El año del pensamiento mágico, de Joan Didion.
La historia de los vertebrados, de Mar García Puig.
Pequeñas desgracias sin importancia, de Miriam Toews.
Los hijos dormidos, de Anthony Passeron
Como bestias, de Violaine Bérot.
Matrioskas, de Marta Carnicero.
Nada, de Jane Teller.
Tierras muertas, de Núria Bendicho Giró.


Releo el cuaderno de notas, para recordar frases y sensaciones. Qué bonito escribe Manuel Astur en su libro La aurora cuando surge

«Omnis festinatio ex parte diaboli est» Toda prisa proviene del diablo, decían los antiguos maestros.
(...) Toda prisa proviene del diablo, que nos quiere absortos en el siguiente paso, distraídos, perdiéndonos nuestro breve paraíso -si no fuera breve, no sería paraíso: el futuro es la mentira que la serpiente nos contó al oído-.


Lo mejor de mi año no está en fotografías, ni en las redes sociales. Hay mucha vida fuera de estas pantallas y mundo virtuales. Vividla. Que 2024 os traiga mucho bueno y ayuda con lo menos bueno. 

Hay que irse cuando ya no te importa quedarte o marchar. Si quieres largarte, espera un poco aguanta, resiste, y cuando te sea indiferente, cuando hayas logrado domar a tu caballo y que resople tranquilo, entonces, recuerda que querías irte y márchate. Podrás irte sin más. 
Del mismo modo, sería bueno llegar cuando ya no recuerdes bien por qué querías ir. Podrás disfrutar del viaje y no habrás gastado el lugar anticipándote. Y una vez allí, no tendrás que estar a la altura de tus expectativas.
La aurora cuando surge





*La imagen es Ángel, de Tany Trofimenko

22 de octubre de 2023

La educación física, de Rosario Villajos

Hay libros que tienen un efecto similar al que se produce cuando tiras una piedra a un estanque. La piedra baja rápidamente, desaparece y, sin embargo, en la superficie varias ondas se expanden, alterando la calma. Lo leí en abril y aún resuena. Mucho más, quizá, porque después he podido ir escuchando a su autora en las entrevistas, he podido hablar con ella sobre ese instituto, el nuestro, del que habla en la novela y he podido comentarlo con otras amigas lectoras.

Me acerqué a La educación física por razones equivocadas: había sido Premio Biblioteca Breve 2023 y lo había escrito Rosario Villajos, cordobesa y un año mayor que yo. Leí el libro y aparecieron las razones correctas: yo conocía a Catalina, su entorno, e incluso, a veces, había sido yo. La portada del libro, un cuerpo femenino enfundado en una braga-faja, y el título presagiaban lo que vendría después. 

La educación física nos habla del cuerpo femenino, de la desposesión propia y la posesión ajena que se hace del mismo. Recuerdo que con diez o doce años iba a eventos familiares con faja. Así la ropa, en mi cuerpo aún sin formar y del que no tenía ningún control, quedaría mejor.

La barriga prominente sería más aceptable social y estéticamente. Asisto estupefacta a la moda de bikinis con relleno para niñas, me dan ganas de llorar. Si desde la infancia recibes ese mensaje, hay algo que está mal en tu cuerpo y puede arreglarse para que deje de ser él y se acerque al ideal, ¿cómo esperamos llegar a la adolescencia con cierta autoestima?Luego llegarán los demás: la belleza como estatus, el despilfarro económico en peluquerías, manicuras, láseres y depilación, rayos uva, maquillajes, ropas y complementos. Chicas de menos de treinta que ya tienen unas pestañas, cejas y boca que no eran las suyas. Veo series donde los personajes femeninos de más de sesenta tienen todas las mismas bocas, las mismas frentes estiradas, los mismos rasgos sin expresión. La tiranía de la belleza y la juventud como mensaje 24/7.

Crecí en la misma época, con los mismos mensajes erróneos, y en el mismo instituto que retrata la novela. No sé cuánto hay de ficción, pero reconozco perfectamente las partes que no lo son. El miedo que nos inculcaron a las chicas cuando ocurrió lo de las niñas de Alcácer, la desigualdad evidente entre mi hermano y yo por una cuestión de género, las pequeñas agresiones que te marcan para toda la vida y que no sabes cómo gestionar: que tus compañeros de clase opinen abiertamente sobre tu cuerpo, que siendo una niña un señor se frotara contigo en un autobús y tú contuvieras la respiración mientras la vergüenza te dejaba paralizada, que en mitad de la calle un chico te tocara por que sí, por que podía hacerlo. Las miradas de ciertos hombres que eran difíciles de decodificar pero que sabías que no estaban bien. Cortarse el pelo a lo chico para ganar un poco de invisibilidad y empezar a utilizar camisetas dos tallas más grandes. Correr durante las clases de educación física con la cazadora del chándal porque, aunque el calor es insoportable, lo son más las miradas y comentarios sobre el tamaño y movimiento de tus pechos que sabías que se hacían entre tus compañeros. Tu cuerpo siempre a disposición de los demás. El miedo y la alerta siempre presentes.

El momento definitivo, quizá, es el de ese profesor de educación física que solo sacaba a chicas para ponerlas de ejemplo sobre cómo hacer el pino, el pino puente y lo que hiciera falta. El profesor sobón que yo y muchas de mis amigas habíamos conocido. El secreto a voces con el que no podías hacer nada, salvo rezar para que no te eligiera la próxima vez. Todos conocedores y todos cómplices. Cuando se intentó hacer algo, la reprimenda fue para las denunciantes.
Mi cuñada y yo comentábamos anécdotas del instituto, la rumorología y las certezas. El profesor ex-seminarista de dibujo que puntuaba mejor a las chicas que a los chicos. No era algo que nos inventáramos. Dos láminas de dibujo técnico hechas por la misma persona, eran puntuadas diferente según fueras chica o chico. Todas esas atenciones indeseadas por señores que te doblaban y triplicaban la edad. Todos los comentarios de tus compañeros sobre enseñar escotes para tener mejores notas.

Mi amiga A. no estuvo en nuestro instituto, solo tiene hermanas y, sin embargo, tras prestarle la novela y preguntarle su opinión me dijo que había sido una lectura que le había dolido. Fijaos en la palabra utilizada. Dolor. Otra más que se identificaba con los escenarios comunes.

Quizá por eso, porque La educación física es una novela que nos narra y nos cuenta a muchas de nosotras, tiendo a recomendarla tanto. Catalina, la protagonista, es legión. Leo comentarios de lectoras que quieren abrazar a la protagonista. Ojalá nos juzgaran menos y nos abrazaran más.

"Cruzar el descampado es lo más parecido a lo que viven los personajes de las novelas del oeste y de aventuras que leía hace unos años, solo que John Silver y el pequeño Jim quieren encontrar un tesoro en una isla y Catalina solo quiere llegar a casa a tiempo y sin que la violen.
Una de aquellas veces, a pesar de que era pleno invierno, llegó a su portal tiritando, pero no de frío, sino porque oyó un ruido y creyó que alguien la estaba siguiendo. El suyo, le han dicho, es un miedo ancestral, estadístico, antropológico, epigenético, fundado."


28 de mayo de 2023

Matrioskas y El vestido blanco. Dos maneras de tratar la violencia sobre la mujer.

La primera vez que conocí la trágica historia de Pippa Bacca fue a través de una columna de Pérez-Reverte titulada "Vístete de novia, y no corras". Casi podría estar de acuerdo en lo que dice. Casi. Porque al terminar subyace la idea de que lo que le pasó fue por su culpa y murió por estupidez. Para quienes como a mí os dé pereza leer a este señor y no queráis pinchar en el enlace, os transcribo el último párrafo: "Dice el recorte de prensa que tengo sobre la mesa que a esa pobre chica la mató un turco desaprensivo. Pero, en mi opinión, el recorte se columpia. La mató la estupidez. La suya y la de la sociedad occidental, cada vez más idiota y suicida, que la convenció de que el mundo, en el fondo, es un lugar simpático que sólo necesita un traje de novia para convertirse en el bosquecito de Bambi."

Creo que nunca le he escuchado decir lo mismo cuando se ha referido a la muerte de un periodista en una zona de combate, nunca le he escuchado decir que esos periodistas que viajan a la zona de conflicto y mueren asesinados eran gilipollas o se lo habían buscado porque deberían saber de antemano que el ser humano es peligroso. 

Pippa era artista. Preparó una performance en la que, vestida de novia, haría autostop y recorrería gran parte de los países que habían sufrido una guerra. Quería transmitir un mensaje de confianza en el ser humano. Aquello no acabó bien. Dos meses después de haber iniciado su obra/viaje fue violada y asesinada. Nathalie Léger nos habla de lo ocurrido en su libro "El vestido blanco", pero también de la solicitud que su madre le hace para intentar tener alguna clase de justicia tras un divorcio que le arrebató todo. 

Gran parte de la historia de Pippa se apoya en el documental La Mariee de Joël Curtz, os dejo el enlace al mismo https://www.joelcurtz.com/la-mariee-the-bride/ 


La madre de la artista, al ser preguntada sobre cómo había consentido o apoyado el proyecto de su hija respondía: Todas las madres estamos angustiadas, vivimos atenazadas por la angustia, pero no debemos transmitírsela a nuestros hijos. No basta con darles la vida: tenemos que infundirles valor para vivir, para vivir intensamente, para vivir y no solo para sobrevivir.

Años antes, en 1974, Marina Abramovic realizó la performance Rhythm 0 y demostró lo fácil que era que esa sociedad civilizada que visitaba una galería napolitana ejerciera la mayor violencia sobre el cuerpo de una mujer. Marina había puesto a disposición del público 72 objetos que podrían emplearse sobre su cuerpo durante las seis horas que duraba la performance. Objetos que incluían cadenas, cuchillas de afeitar e incluso una pistola, pero también flores y plumas. Durante ese tiempo ella se mantendría a merced del público. Ese público la desnudó, la hirió y hasta hubo un hombre que le puso la pistola en la nuca. Abramovic habla de ello, años después en este pequeño fragmento: Rhythm 0


Siempre me ha interesado e indignado la facilidad con la que se ejerce la violencia sobre las mujeres: maltratos físicos, sexuales, explotación de sus cuerpos, violencia verbal. La cantidad de series y películas en las que se reproducen violaciones. También en los libros. Hablo de libros de "entretenimiento", del noir, del policiaco. Porque existen otros libros que aún tocando el tema, lo hacen dando voz a quienes no pueden hacerlo. Es el caso de Matrioskas, de Marta Carnicero Hernanz

Matrioskas es una novela que trata sobre la violencia ejercida sobre las mujeres como arma de guerra. En este caso, hablamos de lo ocurrido en los Balcanes. Miles de mujeres hacinadas en hoteles y otros lugares de reclusión que fueron violadas por los soldados serbios y obligadas a dar a luz a las que quedaban embarazadas. 

Matrioskas es una de mis mejores lecturas de lo que va de año. Aún tratando un tema tan difícil, consigue hacerlo con una maestría y con una verdad que traspasa las páginas.

No solo habla de la guerra y la violencia, también trata de temas como la maternidad, la familia, la importancia de no borrar el pasado, de no enterrar lo que ocurre sobre un sector de la población. 

"Una superviviente lo es porque ha resistido lo que alguno no pueden aceptar ni en las películas. Por eso, en la práctica, nadie puede ayudarte, porque lo que se ve en el cine está pensado para ser digerido de camino a casa y olvidado al buscar las llaves. Si la angustia es excesiva y por la noche es difícil dormir, uno puede insistirse en que aquello era ficción, y que la imagen del pequeño que no deja de asediarlo, con esos ojos acechantes, era el pretexto para hablar de algo más grande, una mera herramienta y poco más. Con la información del noticiario, la estrategia es otra: para aceptar el mundo hay que pensar en colectivo. Cuando los desgraciados son cifras resulta imposible darles nombre, y ése es el primer engaño en el camino del olvido."

Es bastante inútil intentar bajar a señores como el académico tuitero de ese pedestal que ellos se han creado y de esa especie de papel evangelizador que se asignaron hace tiempo donde desde el privilegio y el mainsplaining nos explican las razones por las que se ejerce violencia sobre las mujeres. Por eso, quizá, siga leyendo a mujeres hablar de los problemas que afectan a otras mujeres. Sin el reduccionismo de afirmar "el ser humano es peligroso". A él, que tanto le fastidia que se intente incluir el género femenino en muchas palabras del diccionario, podemos decirle que hace mal en hablar del ser humano en sentido neutro. Tomo las palabras de la madre de Pippa y afirmo que las mujeres vivimos atenazadas por el miedo y sin embargo, tenemos que vivir, no solo sobrevivir. Lo que ocurre es que la violencia la ejercen los hombres ("el ser humano") sobre las mujeres, sin ningún motivo legítimo y en todos los contextos. Y aquí os dejo una caja de botones.