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9 de octubre de 2022

Hace falta más poesía. Y menos malvados.

Llega octubre con su promesa de cambio, de frescor, de final del verano, de empezar de nuevo. Ya a comienzos de septiembre leía el viejo mantra por las redes: septiembre es comenzar un nuevo año. Yo no estoy de acuerdo con esa afirmación. Para mí no "empieza" un nuevo año. En lugar de eso, se acercan los días más cortos, más oscuros, más fríos y húmedos y, por muy necesarios que sean, no me acostumbro. 

Llega octubre y en Córdoba se celebra Cosmopoética. Ayer se cerró esta edición con la presencia del poeta Luis García Montero. En estos tiempos en los que muchos hablan, opinan, publican y polemizan, hay que buscar refugio en quienes hablan desde la reflexión, la dignidad y la verdad. Al refugio de aquellos y aquellas que nos inspiran, que siembran en nosotros la semilla de la escucha, del diálogo, de la militancia.

Y podréis pensar que en esa última frase me refiero a García Montero. Y sí, pero no solo. Porque mientras esperaba en la cola para poder entrar en el Palacio de Orive (el recinto se llenó y hubo muchos que tuvimos que verlo fuera tras una pantalla), mientras estaba allí decía, mi profesora de Literatura de 3º de BUP saludaba a la señora que tenía delante mía. La recordaba muy bien, aunque habían pasado unos 27 años. Una de esas profesoras que inspiran y siembran la semilla de la escucha y el diálogo y el amor por los libros. Y hablamos. Fue muy emocionante. Quedamos en vernos otro día.

Y también fue emocionante escuchar a Luis García Montero. Su espíritu siempre crítico, siempre vigilante, su dominio de la palabra. Su memoria y su dolor. Su lucidez,  su discurso claro, su recitar sereno y sosegado que nos conmovió a muchas de las que estábamos allí. Y digo muchas porque es un hecho que las mujeres estamos más presentes y más interesadas por estos eventos relacionados con la cultura y la lectura. Una vez más, éramos mayoría.

Al terminar el acto, con la emoción a flor de piel tras escucharle recitar el poema de su último libro Un año y tres meses, y que da título al poemario, mi amiga y yo nos marchamos para seguir sembrando: escucha, diálogo, reflexión. Vida.

Así que ayer, 08 de octubre, fue un día muy especial. Tanto como para sacarme de la caverna y dejarlo aquí registrado. Porque pocas cosas más importan en este mundo que no controlamos los ciudadanos de a pie, que nos zarandea entre crisis, mandatarios políticos sin escrúpulos, desigualdad y cinismo. 

Cierro esta entrada con uno de los poemas que recitó ayer García Montero. La semana en que los niños bien insultaban a las mujeres a las que tanto dicen apreciar. En otro año más de asesinatos machistas, de mujeres jugándose la vida por cómo está puesto el velo o por manifestarse contra la policía de la moral en Irán. En el año en el que en EEUU se decidió acabar con el derecho al aborto y descubrí a señoras que rezan delante de una clínica abortiva que está cerca de mi barrio. Acosando. Juzgando. Coartando. Ese poema que pone en contraste la realidad y el canon. El canon imposible al que las mujeres deben aspirar: más jóvenes, más guapas, más sexis, siempre expuestas a la mirada masculina para su disfrute.

No me cansaré de repetirlo: Hace falta más poesía. Y menos malvados.


MUJERES

Mañana de suburbio
y el autobús se acerca a la parada.

Hace frío en la calle, suavemente,
casi de despertar en primavera,
de ciudad que no ha entrado
todavía en calor.
Desde mi asiento veo a las mujeres,
con los ojos de sueño y la ropa sin brillo,
en busca de su horario de trabajo.

Suben y van dejando al descubierto,
en los cristales de la marquesina,
un anuncio de cuerpos escogidos
y de ropa interior.
Las muchachas nos miran a los ojos
desde el reino perfecto de su fotografía,
sin horarios, sin prisa,
obscenas como un sueño bronceado.

Yo me bajo en la próxima, murmuras.
Me conmueve el recuerdo
de tu piel blanca y triste
y la hermandad humilde de tu noche,
la mano que dejaste
olvidada en mi mano,
al venir de la ducha,
hace sólo un momento,
mientras yo me negaba a levantarme.

Que tengas un buen día,
que la suerte te busque
en tu casa pequeña y ordenada,
que la vida te trate dignamente.

Habitaciones separadas. 1994.
Luis García Montero.

3 comentarios:

  1. Qué preciosa recopilación de momentos especiales y de, como bien dices, VIDA. ES que literatura y pasión van de la mano, por escuchar buena poesía, por tener una mano amiga, un recuerdo que aparece como un acto de serendipia, o no. Buscabas literatura y encontraste a tu profesora de literatura, me parece tan de relato..., de serie, de libro.
    Bravo. y qué bonito compartirlo.

    Un abrazo cálido para estos atardeceres frescos.

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  2. Me encanta cuando sales de tu caverna! Reflexionas con tanta hondura y sensatez que deberías ser articulista de prensa. No he leído demasiado de Montero, pero hace meses conocí a una profe de literatura que había sido alumna suya en Granada y ahora tú vas y transmites esos sentimientos que él te provocó. Creo que es una señal. Lo leeré más a fondo. Por otro lado, lo de tu profesora me parece un episodio precioso; yo también he recuperado gente de mi pasado que marcó mis gustos y es una delicia rememorar esas sensaciones.
    El mundo, por desgracia, parece girar alrededor nuestro sin que podamos hacer gran cosa, pero al menos escribimos y, quiero pensar, hacemos que la gente piense un poco más en esas noticias que caen en saco roto, por repetidas. Las personas que nos preocupamos por los demás debemos pronunciarnos. Hay demasiados gritos de los intolerantes por contrarrestar.
    Un abrazo. Como siempre, un placer leerte, Lidia.

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