
En España son varios los elementos que soportan al género: editoriales, escritores, lectores, blogs y los diferentes eventos y presentaciones. Y sobre todos quisiera decir algo.
Cuando las editoriales eligen la cantidad en lugar de la calidad
Me pregunto qué necesidad hay cada mes de tener cientos de novedades. Diréis que soy un poco ingenua, que esto es un mercado, oferta y demanda. Lo que yo pienso es que hace tiempo que esto se les ha ido a las editoriales de las manos. En mi mundo ideal me gustaría que una editorial cuidara sus publicaciones: portadas, traducciones, correcciones, distribución. Todo. No es el caso.
Cada vez resulta más difícil encontrar un libro bien corregido, ahí es donde más me duele. O cuando, intentando captar a un mayor número de lectores, nos confunden con la sinopsis, la portada o con el subgénero. Quizá piensen que hay lectores que son capaces de tragar con todo. No es mi caso. Y no, no perdono fácilmente a una editorial que no cuida y mima su trabajo o que toma por tonto al consumidor final.
Cada vez resulta más difícil encontrar un libro bien corregido, ahí es donde más me duele. O cuando, intentando captar a un mayor número de lectores, nos confunden con la sinopsis, la portada o con el subgénero. Quizá piensen que hay lectores que son capaces de tragar con todo. No es mi caso. Y no, no perdono fácilmente a una editorial que no cuida y mima su trabajo o que toma por tonto al consumidor final.
Cuando los blogs literarios creen que lo importante son ellos y no los libros
Pensaréis ¿cómo puede decir eso? Lo digo y sé que traerá polémica. En mi mundo ideal se supone que un blog literario recomienda, publicita, da su opinión sincera. Pero en realidad, no es así en la mayoría de los casos. He visto opiniones infladas y poco sinceras porque el libro lo ha cedido la editorial, he visto crecer a la velocidad del rayo a blogs completamente infumables mediante sorteos y el manido truco del "te comento si me comentas, te sigo si me sigues", he visto blogs que no dudan en etiquetar a editoriales, escritores y demás, en busca de su momento de gloria. ¿Es lícito? Por supuesto. Pero yo no lo comparto.
Si hay algo que me hace independiente es que Cielos de papel no colabora con editoriales ni escritores, que puedo recomendar todas aquellas novelas que quiero pero, sobre todo, que aporto algo más que una opinión: porque mis lecturas salen de mi bolsillo.
Creo que ha llegado el momento de preguntarnos qué buscamos en un blog. Yo lo tengo claro: busco emoción y, sobre todo, reseñas bien escritas y sin faltas de ortografía en cada párrafo. No me sirve de nada un lugar en el que encuentro reseñas planas: todo está bien, los protagonistas están bien, la historia está bien... No me sirve una imagen vacía: blogs preciosos, llenos de comentarios (sobre todo "me lo apunto") pero muy vacíos de contenido. No me sirven los blogs que perdonan supuestas historias románticas que no deberían haber sido publicadas nunca como tal o con una calidad dudosa. Y no, no me sirve eso de: para gustos colores; hay cosas que no deberían recomendarse por mucho que una editorial te haya regalado el ejemplar. Quizá deberíamos dejar de lado el "ego blogger", ser más imparciales y buscar la excelencia.
No todo son decepciones. Este ha sido el año de los descubrimientos y, aunque no tengan miles de seguidores, todavía quedan verdaderas joyas en la blogosfera que hacen que estar por aquí merezca la pena y que deberían ser más visibles.
Cuando un evento sobre literatura romántica se convierte en un espectáculo de dudoso gusto
Vivir en Madrid me ha dado la oportunidad de acudir a varios eventos sobre literatura romántica: dos Encuentros RA, un Congreso RNR, un Congreso de romántica celebrado en Fuenlabrada y varias presentaciones de autoras de romántica. Os lo confieso: a veces, he pasado vergüenza ajena. Los encuentros de este tipo son lugares donde lectores y escritores se conocen, intercambian opiniones, se firman libros. Un planteamiento perfecto, ¿verdad?.
Pero, ¿qué ocurre cuando se organiza por gente que busca su propio crecimiento profesional? Esa misma gente a la que se le llena la boca diciendo que prácticamente son las salvadoras del género en este país. ¿Qué ocurre cuando suben a la mesa a hablar del género algunas escritoras cuyo único mérito es conocer a la organizadora del evento? ¿Qué ocurre con aquellas escritoras y escritores con talento que no pueden permitirse asistir porque todos los gastos corren de su cuenta? Os diré lo que ocurre: la única razón que tienen los otros escritores y lectores para asistir es conocerse los unos a los otros, y todo lo demás no importa. Y sí, puede que todo el mundo hable maravillas al día siguiente, pero en petit comité hay escritores y lectores que se sienten ninguneados y parte de un circo mediático. Menos mal que, de vez en cuando, sí que se organizan encuentros más serios y mesas de debate reales: es decir, donde se habla de romántica, del estado de las publicaciones, de editoriales, del papel de los autopublicados, etc... en lugar de convertirlo en una mesa publicitaria donde se sigue la premisa del: yo he venido aquí a hablar de mi libro.
Pero, ¿qué ocurre cuando se organiza por gente que busca su propio crecimiento profesional? Esa misma gente a la que se le llena la boca diciendo que prácticamente son las salvadoras del género en este país. ¿Qué ocurre cuando suben a la mesa a hablar del género algunas escritoras cuyo único mérito es conocer a la organizadora del evento? ¿Qué ocurre con aquellas escritoras y escritores con talento que no pueden permitirse asistir porque todos los gastos corren de su cuenta? Os diré lo que ocurre: la única razón que tienen los otros escritores y lectores para asistir es conocerse los unos a los otros, y todo lo demás no importa. Y sí, puede que todo el mundo hable maravillas al día siguiente, pero en petit comité hay escritores y lectores que se sienten ninguneados y parte de un circo mediático. Menos mal que, de vez en cuando, sí que se organizan encuentros más serios y mesas de debate reales: es decir, donde se habla de romántica, del estado de las publicaciones, de editoriales, del papel de los autopublicados, etc... en lugar de convertirlo en una mesa publicitaria donde se sigue la premisa del: yo he venido aquí a hablar de mi libro.
¿Queremos que se respete al género? Empecemos por organizar eventos de calidad, donde se hable de libros, escritores, editoriales, blogs y lectores en lugar de convertirlo en un espectáculo de mal gusto, o al menos, luego no nos echemos las manos a la cabeza porque dicen que parece una despedida de solteras (por el material que se reparte, por el bullicio y griterío, los comentarios sobre el físico de los protagonistas masculinos, etc...) y, en lugar de hacer autocrítica, decir que todo es por envidia.
Cuando un escritor piensa que para publicar una novela vale todo
Sé el tiempo y la dedicación que supone escribir un libro. De verdad, lo sé. Y no porque yo lo haga, sino porque tengo a gente muy cercana que lo hace, porque he tenido el privilegio de ser lectora cero y sé lo que cuesta contar una historia, corregirla, poner aquí y quitar allá hasta ponerle fin.
No voy a cargar contra los autopublicados. Voy a cargar contra los autopublicados que pretenden tomar el pelo al lector, pero también contra las editoriales que hacen lo mismo. ¿Sabéis la rabia que da ver a escritoras consagradas y/o con talento defendiendo al género con muchísima dignidad y que al mismo tiempo otras arribistas estropeen su calidad? Ni que decir tiene cuando el foco mediático se lo llevan algunas de las autoras más mediocres de este país que, sin embargo, son consideradas el mejor ejemplo por su éxito de ventas.
Me indigna ver cómo hay escritores del género que publican sin ningún tipo de filtro, sin ningún tipo de cuidado. No me vale que un autopublicado diga: "es que pagar un corrector vale dinero y no saco nada de autopublicar", ni que una editorial diga: "si después de publicar en digital pasamos a publicar la misma obra en papel, hacemos otra corrección" ¿Cómo? ¿No se supone que cuando publicaste la obra en digital ya estaba perfecta? No me estoy inventando nada, lo prometo.
¿Hablamos de dinero? Pues entonces no vendas a precio de oro algo que está mal escrito. Porque lo hay. Faltas de ortografía, repeticiones, narraciones muy pobres, historias que se venden como eróticas cuando son pornografía o manuales de sexo sin ningún tipo de gusto, novelas con lenguaje soez y vulgar, con protagonistas que venden como ideal una relación tóxica... Eso no es escribir o publicar una novela romántica. Eso es reírse del lector. ¿Todo es culpa de los escritores o de las editoriales que los apoyan? Ni de lejos, de ahí mi siguiente punto.
Cuando un lector de romántica es capaz de perdonar absolutamente todo en beneficio de la historia
Todos vemos cada día los comentarios en amazon, goodreads y demás plataformas de venta u opinión. Puede que no esté de acuerdo con la historia que se pretende contar, pero no seré yo la que le diga a alguien: no leas esto porque la trama es horrible o los personajes son odiosos. Cada cual tiene una opinión. Lo que me sorprende es que el lector esté tan dispuesto a bajar el nivel de exigencia. Ahora es cuando pensáis ¿qué se habrá creído ésta?
¿Os pongo ejemplos? Que Sálvame, Gran Hermano, Mujeres y hombres y viceversa, etc... sean algunos de los programas más vistos de la televisión no significa que sean buenos programas. Significa que, en este país el nivel de tolerancia es muy muy alto y que, en general, gusta la casquería.
Leo comentarios positivos sobre novelas mal escritas, con protagonistas que son ejemplo de las conductas más machistas, con una falta absoluta de calidad literaria, con lenguaje vulgar, soez y donde se recurre al chiste fácil o incluso ofensivo. ¿Sabéis lo que dicen los lectores de ellas?: "Es una historia divertida y fresca, con un lenguaje crudo, con grandes dosis de humor, ágil, sexi y sin pretensiones, ideal para una tarde de domingo". A eso lo llamo yo saber usar bien los eufemismos.
Y, ¿sabéis qué? Lo mismo que yo me he dado cuenta las editoriales también, y han visto el filón. No voy a atacar a ninguna autora, porque no se trata de eso, pero estoy segura de que todos sabéis a quienes me refiero. Los habéis leído. Son best seller y además tienen una legión de hinchas detrás dispuestos a tirarse a la yugular de cualquiera que se atreva a decir lo que hay detrás de sus supuestas obras maestras: negocio y una campaña de marketing brutal.
Así que, como lectora, exijo que un autopublicado me dé un mínimo de calidad y que una editorial apoye a escritores con talento, no a máquinas de hacer dinero.
Conclusiones
Está claro que os he presentado la peor cara del género romántico y que no deja de ser mi opinión personal pero, de verdad que me gustaría que llegara el día en que leer novela romántica en este país no sea sinónimo de leer literatura de baja calidad, de leer cualquier cosa que publica una editorial con una portada llena de corazones o de torsos de hombres desnudos, de leer folletines.
Nadie se avergüenza por leer novela negra o histórica. ¿Pueden decir lo mismo los lectores de novela romántica? ¿No ha llegado el momento de reconocer que hay mucho que arreglar y mucho que hacer para dignificar este género que tan buenos momentos nos hace pasar?
Me encantaría conocer vuestras opiniones.