Enero se ha esfumado. Hace más de un mes desde la última entrada y sigo intentando justificar(me) las razones de mi ausencia. Enero no es un buen mes para mi gremio. Es comparable a agosto para la hostelería en zona de playa, así que algo de culpa la tiene el cansancio y el estrés de cumplir plazos con las administraciones públicas y plantear el nuevo año para las empresas (hablar de cómo capear la falta de empatía de los clientes lo dejaré para otro día, si eso...)
Quise hacer una primera entrada hablando de retos, de libros que están en la estantería y que no quiero dejar pasar sin leer este año. Al final he decidido que no la haré porque es probable que no la cumpla. No estoy para ese tipo de retos, leer es un placer, no quiero convertirlo en una obligación y por eso este año también he bajado bastante el Challenge de Goodreads. Quiero poder leer Anna Karenina sin pensar que sus mil páginas no me van a permitir llegar a él, por ejemplo.
Lo único que sí me he propuesto en 2018 es evitar hacer entradas polémicas o reivindicativas, ni nada que tenga que ver con lo que tantas veces he denunciado aquí. No se puede defender aquello en lo que has dejado de creer. Mi nivel de decepción ha llegado al límite de lo soportable y eso también ha influido a la hora de dejar pasar los días y reposar mis propios pensamientos y reacciones sobre lo que voy viendo y leyendo aquí y allá. Voy a hacerle caso a una amiga que siempre me hace sonreír cuando dice que a este paso acabaré con una úlcera. Supongo que un día, la porquería será tanta que no quepa debajo de la alfombra de confeti que hay montada y a alguien le estalle en la cara, pero la impresión es que autores, bloggers y editoriales se encargarán de coger una alfombra más grande, más falsa, donde meter más basura y seguir pasando por caja a recoger los beneficios. Ojalá, al menos, tuvieran el respeto y la decencia de no decir que lo hacen en nombre y en defensa de la literatura y la pasión por los libros.
A cambio, sí ha sido un buen mes de lecturas. Os hago un resumen y algunas recomendaciones:

Empecé 2018 cumpliendo con lo que parece haberse convertido en una tradición: celebrar fin de año en una casa rural y releer La Dama del Paso, de Marisa Sicilia. Que lo sea, una tradición, tiene que ver con la época del año, con el frío que traspasa las páginas, con la idea de persistir, de ser fiel a uno mismo, de no imponer sino conquistar, de evitar lo obvio y apostar por lo sutil.
Tiene que ver con lo que puedes coger de la ficción y llevar a la realidad.
Yo me entiendo.

En su libro de memorias, Mi autobiografía, Charlie Chaplin habla de su gusto por las mujeres jóvenes: «La mujer muy joven es una combinación de la madre y del primer amor. Al hacerse mayor, la joven se convierte en un ama de casa o una dama. La joven combina lo más bello y lo mejor»



Ni pena ni miedo: un juez, una vida y la lucha por ser quienes somos, de Fernando Grande-Marlaska Gómez lo encontré en un kindle flash a menos de un euro y me pudo la curiosidad porque ya le había oído en los medios de comunicación y es esa clase de personaje que desprende carisma. Y me ha gustado leerle. No es ningún secreto que admiro a la gente valiente, que habla alto y claro y que es coherente con lo que dice. Y éste es un ejemplo. Grande-Marlaska habla sin demasiados tapujos de temas que le afectan a él y a nuestra sociedad: prostitución, situación del colectivo gay, terrorismo, familia, religión y algunas pinceladas políticas. Unos temas me interesaban más y otros menos, pero ha sido una buena lectura. He señalado algunas frases y párrafos:
«Que el pasado no te frene, que el miedo al futuro no te paralice».
«La homofobia, como el machismo, están tan incrustados en el tejido social que bajar la guardia en esas cuestiones representa muchas veces volver a las andadas o permitir por dejación que otros lo hagan»
También leí la última novela corta de Alice Kellen, El chico que dibujaba constelaciones. Nada que decir al respecto.
He dejado para el final mis dos mejores lecturas de este mes, de las que sí os incluyo la sinopsis:
SINOPSIS

Pero el mundo parece tener otros planes para Rabbit, y ella lo aceptará sin más; porque Rabbit también tiene planes para el mundo, y solo tendrá unos cuantos días, los últimos de su vida, para hacer que estos sucedan.
Una cuenta atrás en la que encontraremos una verdad que no olvidaremos nunca. Una historia que nos hace sonreír ante las adversidades y las sorpresas que nos depara la vida, y que nos invita a encontrar la alegría en cada momento.
La lectura que ha salvado enero, la que necesitaba, es Los últimos días de Rabbit Hayes de la autora irlandesa Anna McPartlin. El blog Pasajes románticos le dedicó una reseña preciosa y desde entonces la tenía entre mis lecturas pendientes. Es una novela sentimental que cuenta lo que con tanta claridad dice su título. Rabbit tiene cuarenta años y el cáncer que ya había superado se ha vuelto a reproducir, de manera que ingresa en una clínica de cuidados paliativos. No hay lugar a confusiones ni sorpresas ¿verdad? Junto a Rabbit, la autora presenta un elenco de personajes secundarios que la acompañarán en ese tiempo y también conoceremos a otros que ya no están en su vida. Escenas del pasado y del presente. Siempre digo que las autoras irlandesas e inglesas tienen un don especial para hacer novelas sentimentales que emocionen y que sean capaz de hacerte llorar y reír al mismo tiempo. Tienen el secreto para que sus protagonistas se queden en el corazón durante mucho tiempo sin que por ello sean personajes ideales ni perfectos. Todo lo contrario. Es una apuesta segura para quienes disfrutamos con el género sentimental, por eso tampoco lo pensé demasiado y ya estoy con su anterior novela Más allá del amor.
SINOPSIS

El décimo círculo es una novela que explora el delicado momento en que un niño se da cuenta de que sus padres no tienen todas las respuestas y que ser un buen padre significa dejar que tu hijo siga su camino.
"El décimo círculo" es una novela innovadora e intimista que se embarca en el complejo mundo de la educación de adolescentes. La aproximación y tratamiento del tema es atractivo para padres e hijos.
Esta obra cuenta con un cómic con guión original de la autora y gráficos de Dustin Weaver (autor de cómics como King Kong o Star Wars)
El décimo círculo, de Jodi Picoult, ha sido como un viaje, mucho más cuando me ha acompañado Cris D en su lectura. Cuando leí la primera parte sentí la necesidad de poder hablar de ella con alguien. A veces hay temas que discutes con unas personas pero no con otras. Eso me pasa con Cris y por eso entendí que ella podría ser una buena compañera de lectura. Gracias infinitas por dejarse arrastrar a pesar de que la novela no es ninguna comedia, sino una historia difícil, adictiva y con unos personajes con muchas aristas. Es una obra que merecería una reseña. Publicada en 2006 pero con temas que están de completa actualidad: una adolescente que es violada por su ex pareja, el enfrentamiento al juicio público y paralelo de la sociedad, las inseguridades y cambios de jóvenes y adultos, la relación de padres e hijos, la mentira, las traición, el matrimonio y sus pequeñas miserias. Todos esos temas se tratan en ella. Se habla del Infierno de Dante, de cómics, del amor incondicional, del poder de los secretos. Podría hablar de ella durante horas, de la fuerza y fragilidad de sus protagonistas, desgranar escenas y reflexionar sobre lo que ocurre entre sus páginas. Por eso ha sido un inmejorable cierre de mes. Simplemente, leedla.
Así que, adiós, enero. Siendo sincera, no me da pena dejarte. Febrero viene sin brújula, sin mapas y con un año más que tachar en mi calendario. Y resuenan en mi cabeza las palabras de Karmelo C. Iribarren, no hay nada como despedirse con poesía:
ESCUELA DE LA VIDA
La mirada
al frente,
la sonrisa
a punto,
y los zapatos
limpios.
No lo olvides:
ni una sola pista
a los enemigos.